Los signos de la violencia

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Para Laura los celos de su novio por los comentarios o likes de otros hombres en sus publicaciones en Facebook, son racionales, así como los chupetones que le deja marcados en el cuello en contra de su voluntad. De igual manera, para Jorge, los pellizcos en los brazos o golpes en la espalda de parte de su novia constituyen muestras de cariño. Sin embargo, éstas son manifestaciones de violencia emocional y física que sufren miles de jóvenes mexicanos y que pueden repercutir en baja autoestima.

De acuerdo a datos de la Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo (Envinov), el 15 por ciento de los encuestados (jóvenes entre 15 y 24 años con un noviazgo) han sido víctima de violencia física y 76 por ciento han sufrido agresiones psicológicas.

A escala local, este problema ha sido analizado desde 2012 por la investigadora de la Universidad de Guadalajara y docente en la Preparatoria 4, Alejandra Valenzuela Varela, quien realiza el estudio “Violencia en el noviazgo, prevalencia y factores asociados”.

Con base en 742 encuestas que aplicó en tres preparatorias de la UdeG a jóvenes de 16 y 17 años y con casi dos décadas de experiencia como docente en psicología y autoconocimiento y diseño de plan de vida, la especialista destacó que los tipos de maltrato más frecuentes son el emocional, manifestado principalmente en chantaje y celos, y el físico: “La violencia emocional es un tipo de maltrato que no deja marcas físicas, pero que sí provoca que en la persona baje su autoestima, que deje de creer en ella misma, que se sienta mal y hasta sienta que está equivocada”.

En su estudio, Valenzuela Varela encontró que el 6.25 por ciento de sus encuestados han sido víctima de violencia física en el noviazgo y el 1.25 por ciento se identifica como agresor. A su vez, “encontré que había una condición múltiple de víctima y agresor en el tres por ciento de mi muestra”, a pesar de que los jóvenes demostraron saber qué es violencia y sus diferentes manifestaciones.

En el estudio identificó que los jóvenes han normalizado esta práctica: “Una de las preguntas de la encuesta es ‘si tu novio te deja marcas’ —la mayoría respondió que sí había vivido eso—, pero no lo tomaban como violencia, sino como algo que estaba bien, al igual que un jaloneo o zarandeo. Como empiezan con un juego, creen que está bien que lo(a)s empujen o que lo(a)s aprieten, no lo ven como daño”.

La Envinov fue elaborada en 2007 con dos intenciones: ayudar y orientar a las y los jóvenes a identificar la violencia en pareja y obtener información útil para diseñar políticas públicas para la prevención, atención y erradicación de este problema juvenil.

Este estudio del Instituto Nacional de Estadístca y Geografía (INEGI) indica que el 16.5 por ciento de los encuestados había vivido experiencias de ataque sexual. No obstante, en la investigación de Valenzuela Varela no se reportaron casos de este tipo. En lo que sí coinciden ambos estudios es en que son las mujeres las que en su mayoría viven el papel de víctima.

“Los jóvenes tienen la percepción de que no deben decirlo, porque les van a responder que están exagerando. Por eso la recomendación es que deben estar atentos a todos los signos de alarma que puedan indicar violencia en el noviazgo. Saber que un empujón, que te prohíba visitas o que no te permita expresarte, no está bien”.

Una parte de las víctimas jóvenes que han sufrido algún tipo de violencia en el noviazgo recurren a alguna persona en busca de ayuda, como amigos, profesores u orientadores psicológicos y familiares. No obstante, las consecuencias pueden aparecer en el corto o mediano plazos cuando no se enfrenta el problema. Éstas pueden ser: disminución de la autoestima y autoconfianza, y la posibilidad de que continúen en la edad adulta este tipo de manifestaciones de violencia.

La docente de la UdeG considera que es necesario promover en los jóvenes la idea de que “el noviazgo es la oportunidad para conocer a una pareja y ser felices. En ocasiones los jóvenes piensan que a ellos no les sucederá y consideran que las prohibiciones son una actitud normal”.

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