El miércoles pasado tuve la oportunidad de asistir al estadio de las Chivas. Jamás había asistido a un partido oficial. La ocasión lo ameritaba, puesto que Leones Negros jugaba por primera vez en ese inmueble, y porque luego de casi 20 años volvían enfrentarse en un torneo oficial.
Efectivamente, desde el 6 de febrero de 1994 que no jugaban. En aquella oportunidad fue en el Estadio Jalisco y terminaron empatados a un gol por bando, con anotaciones de Raúl Paredes por los rojiblancos y mi compadre Rafael Gutiérrez Aldaco por los universitarios, a un minuto de terminar el partido.
Recuerdo ese partido porque lo cubrí para el desaparecido periódico Siglo 21. Desde aquel entonces había una gran rivalidad porque la Universidad de Guadalajara alberga a muchos seguidores de las tradicionales Chivas. Era la época complicada del equipo universitario, que por primera vez en la historia se había puesto en huelga por falta de pagos.
Una jornada antes había renunciado el director técnico del equipo Francisco “Médico” Ríos, tomando su lugar Belisario López. Y Chivas, por el contrario, vivía una época de esplendor con Salvador Martínez Garza al frente de su administración.
Durante el partido fue muy común escuchar gritos tanto de Chivas como de UdeG, pues mi asistencia al nuevo estadio de las Chivas trajo a mi memoria aquel partido del sábado 6 de febrero de 1994. Con algunas diferencias. En el Jalisco aún permanece el calor del ambiente, la sabrosura popular de sus alrededores; en el Omnilife por el contrario es tan frío como el viento que sopla por las noches. Sin embargo, este miércoles pasado los más de 25 mil aficionados asistentes le pusieron calor y ambiente en las tribunas. Personal del Guadalajara me confesó que desde que Chivas juega en ese estadio jamás se había escuchado de manera tan estridente el grito de batalla del equipo contrario. Siempre hay una primera vez, suficiente fue la presencia de Leones Negros.
Bueno, pues mañana en el Estadio Jalisco vuelven enfrentar en el partido de vuelta de la Copa MX, excelente oportunidad para ir calentando motores para el ansiado regreso de los universitarios al máximo circuito.
