Las plantas son usadas por los insectos como alimento o refugio, y éstas han desarrollado estrategias específicas para contrarrestar su ataque ya que carecen de estructuras de locomoción para escapar. Dichos mecanismos son constitutivos (espinas) o inducibles (toxinas), que se activan con la presencia del agresor.
Tales organismos vegetales, en su entorno natural, son más sanos que en sistemas agrícolas, ya que al disminuir la diversidad natural se pierde el equilibrio entre depredadores y agresores. Por ejemplo, la planta de tomate (de cáscara o verde) es afectada por la mosca blanca, insecto que succiona su savia y además pone huevecillos, que desde larva hasta adulto (proceso que dura tres semanas) se alimenta de la planta, disminuye su rendimiento y la debilita.
Ante esto, investigadores y alumnos del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) han estudiado mecanismos de defensa del tomate. El proyecto es “Caracterización molecular de la activación de defensas en Physalis philadelphica como respuesta al daño por herbívoros”, para comparar las respuestas del tomate ante la mosca blanca y la Manduca sexta (larva masticadora).
Este trabajo es un primer esfuerzo por entender los mecanismos de defensa en esta especie. Al conocer más sobre éstos, a futuro podrían generar productos o estrategias para controlar plagas y enfermedades en diversos cultivos agrícolas.
Carla Sánchez Hernández, profesora investigadora del CUCBA, explicó que uno de los resultados del estudio es que las plantas en presencia de los herbívoros activan genes distintos cuando se alimenta un masticador y un succionador. Además, en cuanto a la mosca blanca observaron que las respuestas son diferentes y dependen del tiempo que dura alimentándose: “De los casi 300 genes identificados, sólo ocho fueron compartidos entre una infestación temprana de tres días y otra de 21 días”.
Además encontraron cambios en la planta a nivel de expresión genética, que regulan todo, “desde cosas que van a ir contra el agresor para tratar de detenerlo, hasta las relacionadas con la cicatrización, la tolerancia”, dijo en entrevista previa a su conferencia “¿Cómo se defienden las plantas?”, dentro del programa “Ciencia desde lo básico” del CUCBA, impartida en el Fondo de Cultura Económica.
Algunas sustancias que contienen los tomates están relacionadas a propiedades defensivas contra herbívoros y patógenos, por lo que trabajarán en la identificación de sustancias para aplicarlo a mejoramiento genético y lograr su resistencia.
México es el centro de origen y diversificación del género Physalis
Jalisco posee 39 de las 70 especies reportadas en México.
En nuestro país, en los últimos 20 años el tomate de cáscara ha aumentado su importancia agronómica debido al consumo. En 2013, esta hortaliza tuvo una superficie cultivada de más de 44 mil 500 hectáreas.
