Las letras chiquitas

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    Ante contratos de tarjeta de crédito, webs en redes sociales e incluso facturas no nos detenemos a leer, bueno por lo menos yo. Sólo deseamos recibir lo que estamos por consumir. Si es de internet, le damos enter, enter, enter, para iniciar a usar la red social; si es la factura, nos decimos interiormente, al cabo yo no pago impuestos; y si es la tarjeta de crédito, a mí nada más díganme dónde firmo y que me llegue la primera mensualidad.
    No leer las letras chiquitas nos puede acarrear bastantes problemas en el futuro, sobre todo al hacer valer las garantías, o al saber que dimos permiso a la entidad para que haga libremente uso de nuestros datos personales, no por ello cada rato llaman para ofrecer más tarjetas. Oiga ¿cómo obtuvo mis datos si solo se los día a los de mi única tarjeta? Adivínele, joven.
    Tengamos la edad que tengamos, es necesario poner atención en toda la información que sea sobre el producto o servicio que vayamos utilizar. Debemos educarnos para evitar dolores de cabeza, y educar a los nuestros. Así nos evitamos desgastarnos.

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