Las contradicciones de la cultura wixárika

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    Los wixárikas conforman sociedades con culturas complejas que incluyen actitudes y perspectivas religiosas y políticas contradictorias, en las que el poder coexiste con la democracia, afirmó Johannes Neurath, antropólogo e investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), durante la conferencia “Tenamaztle y la antropología política del gran Nayar”, en el XII Encuentro de Especialistas de la Región Norte de Jalisco y Sur de Zacatecas, efectuado en el Centro Universitario del Norte (CUNorte).

    Neurath recibió el premio Tenamaztle 2017 por cerca de 25 años de trayectoria en la investigación de la cultura, artes, política y cosmovisión wixárika, principalmente en la comunidad de Santa Catarina Cuexcomatitlán, municipio de Mezquitic.

    Explicó que las contradicciones son evidentes en la manera como se organizan políticamente. En sus comunidades el principio democrático, por el que todos los miembros son iguales, está en contradicción con el poder de los que ocupan, por ejemplo, cargos religiosos, como jicarero o peyotero, los cuales implican muchos privilegios. La conciliación entre ambas posturas es complicada.

    Los jicareros traen como símbolo jícaras donde nacen los dioses. Su tarea es convertirse en sus propios ancestros o dioses. Los peyoteros ostentan sombreros que simbolizan las flores del peyote. Ellos ven el mundo como un peyote, con mucha agudeza, y sus visiones se vuelven realidad. Dentro de la cosmovisión wixárika todo ocurre porque ellos están soñando: hacen el mundo, el sol, la lluvia y el venado.

    “Podrían abusar de su poder mágico de crear, porque de ellos depende la existencia. Sin embargo, las comunidades no permiten que lo hagan, en ambos casos”, explica el antropólogo.

     “Lo más interesante es que no hay consenso sobre quiénes son los más importantes: los miembros de consejos de ancianos, los que traen la vara de gobierno, el tlatoani, los jicareros, etcétera. ¿Quiénes son? No se puede decir”.

    Añadió que en las reuniones de asamblea, en las que toda la comunidad toma decisiones o se pone de acuerdo para resolver problemas u organizarse, los chamanes o los ancianos son solo ciudadanos que votan y no tienen privilegios.

    Aclaró que hay wixáritaris que sí buscan el poder. Sin embargo, no está permitido que una sola persona acumule demasiado. Además, los que ocupan cargos son criticados por la gente, que se fija si cumplen bien, si son déspotas o no. “En la sierra no se gana con el poder mucho prestigio, porque casi siempre quien lo ostenta queda mal. Tiene que ser un servicio. No se tolera trabajar para intereses propios. La paradoja es que la gente sí tiene interés en el poder”.

    Entre los huicholes no hay unidad, ni crean organizaciones, lo que es complicado para los mestizos, quienes están acostumbrados a tratar a líderes o presidentes de empresas. La persona que ocupa cargos de autoridad no dura en ellos mucho tiempo, porque siguen el principio de distribución del poder y no permiten la centralización. “Huicholes que fueron muy reconocidos y famosos en el pasado, hoy ya no lo son, y los periodistas y ecologistas no lo entienden, ni los funcionarios tampoco”.

    El principio de no concentrar el poder es evidente en sus creencias. Los wixárikas tienen muchos dioses, son politeístas. Sin embargo, no está muy claro cuál es el más importante. Hay muchos candidatos para que sean ser supremo, pero ninguno lo es.

    El antropólogo relacionó el monoteísmo con la centralización del gobierno. Esta forma de creer, que inició con los egipcios, pasó a los judíos y posteriormente a otros pueblos. Admite un sistema de poder centralizado, de súbditos y un rey. “Eso los huicholes no lo podrían aceptar. Las diferentes autoridades se identifican con diferentes dioses, con el venado, sol, peyote, pero no hay jerarquías claras. Hay bibliografía antropológica que indica que el dios supremo de los huicholes es, por ejemplo, el fuego, pero eso no es cierto”.

    Los dioses huicholes son ancestros, pero también pueden ser enemigos: la relación es ambigua. Las deidades no son como el dios cristiano bueno. Son ambiguas porque pueden perjudicar y ayudar.

    En cuanto a la política al exterior de su comunidad, los huicholes tienen una estrategia efectiva, saben relacionarse y cómo establecer alianzas y resolver conflictos. Muestra de ello es la relación con los coras y españoles durante el periodo colonial.

    A raíz del surgimiento del reino independiente del Nayar por los coras en el siglo XVI, los wixárikas, según les conveniera, llevaban buena relación con éste, pero otras veces con los españoles. “Eran extremadamente inteligentes”.

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