La promiscuidad del Teatro

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    Durante la última década del siglo XX el quehacer escénico estuvo marcado por el protagonismo de los directores y por una inclinación por lo espectacular. Muchos de los dramaturgos vivos que mantenían presencia en México aún pertenecían a la vieja escuela, aquella que defendía desde la institución un realismo costumbrista y cansón que se repetía a sí mismo. En ese momento comenzó a marcarse el camino de nuevas generaciones de autores de teatro, cuyo trabajo marcó la ruptura. Para Boris Shoemann, actor, director y responsable de la Semana Internacional de la Dramaturgia Contemporánea, el trabajo de los dramaturgos “brinda el sustrato fundamental del que se nutre el teatro”.
    Hace ocho años, Shoemann y el dramaturgo Luis Mario Moncada dan origen a la Semana Internacional de Dramaturgia Contemporánea en la Ciudad de México, con la intención de presentar y discutir lo mejor del teatro contemporáneo, nacional y extranjero. Luego de siete ediciones, la Semana Internacional sale del DF para extender el radio de impacto de esta vinculación entre la gente de teatro. Monterrey fue la ciudad elegida.

    Los dramaturgos
    Los trabajos se realizaron del 6 al 11 de marzo en las instalaciones del Teatro de la Ciudad en Monterrey. La agenda incluyó el curso “Poéticas de la dramaturgia contemporánea”, cuatro mesas redondas en las que se discutió sobre Teatro, sociedad y política, la enseñanza de la dramaturgia, la tragedia contemporánea y la dramaturgia regiomontana. Además hubo la presentación de obras de teatro y lecturas de obras de los dramaturgos asistentes en las que participaron actores y directores regios. Autores como Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio (Legom), la ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia Víctor Hugo Rascón Banda 2009, Bárbara Colio, el dramaturgo, actor y director sonorense Daniel Serrano, así como el miembro del Sistema Nacional de Creadores Javier Malpica discutieron sus posturas desde dos trincheras, el estrado y el escenario. Representando la dramaturgia local estuvieron el autor Reynol Pérez Vázquez y Mario Cantú Toscano, ganador en el 2000 del concurso Nacional de Dramaturgia Teatro Nuevo. Los autores extranjeros fueron el estadounidense Samuel D. Hunter quien ha sido ganador de la beca Playwrights of New York (PONY), el francés Enzo Corman y el marfileño-francés Koffi Kwahulé quien sorprendió con su poderosa dramaturgia.

    El teatro y su palabra
    El desarrollo de la actividad teatral en México presenta una multiplicidad de formas y variantes. Actualmente, junto a una tradición cada vez más agotada, conviven propositivos trabajos de dramaturgos con voces, estéticas y temáticas muy distintas. En sus obras está, por un lado, la herencia dramatúrgica universal y, por el otro, los mundos personales, los asuntos que les preocupan. A estas dos vetas se suma, en el caso particular de estos autores, una cercanía consciente a la escena. Hay en ellos una búsqueda que trasciende a su palabra, una que tiene que ver con la práctica escénica, con el hecho teatral del aquí y ahora en la voz y trabajo de actores y directores. De ahí la importancia de este evento, aquí la reflexión del teatro se da a partir de la palabra que se escucha en otros, para así cumplir el destino escénico que tiene la literatura dramática, sin importar si la estrategia se inclina hacia la narrativa, el diálogo o el lirismo. Los textos dramáticos participantes enfrentan dos retos, el primero es que funcione en la materialidad misma que tiene el lenguaje en su funcionamiento expresivo y comunicativo, con la lógica y estructuras que le son propias. Por otro lado está la efectividad de esa palabra en una lectura dramatizada, en donde actores y directores recuperan las ideas del autor y sugieren, apenas con su voz y recursos mínimos de trazo y movimiento, todo el universo contenido en un libreto. La concepción tradicional del diálogo conversacional se altera en muchos de estos autores a partir de modelos combinatorios de estructuras narrativas y de la creación o recreación de las hablas de sus personajes.

    Nuestras tragedias
    Mención especial merecen tres de las dramaturgias presentadas. Papá está en la Atlántida, de Javier Malpica, Bintou, de Koffi Kwahulé y Usted está aquí, de Bárbara Colio son contrastantes y originales retratos del mundo de hoy visto por tres autores distintos. Ahí está el fenómeno universal de la migración, el desarraigo, la creación de pequeñas patrias filiales y territoriales. Los sacrificios e inmolaciones de nuestros nuevos clanes. Colio recrea el horror de las grandes ciudades, las nuevas Tebas en las que no hay más héroes ni dioses que nos escuchen. Ahí y aquí lo que se respira es la orfandad del ciudadano perdido, sin bandera y, lo más triste, sin templos.
    Para Boris Shoemann, este encuentro trata de promover “promiscuidad teatral”, en donde dramaturgos, directores, actores, estudiantes de teatro y espectadores se acoplen unos con otros a partir de sus trabajos, con la intención de multiplicar las posibilidades de creación, ejecución y recepción del teatro. En este foro se descubre nuevo material, se dialoga con los autores, con directores que seguramente montarán algunas de las dramaturgias presentadas, además de que se fomentan las traducciones.
    Shoemann ya busca la nueva sede para el próximo año.

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