La preparatoria del futuro

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No hay un solo camino o modelo hacia la excelencia, hay muchas vías para alcanzarla. 

Andy Hargreaves

Los cambios sociales caracterizan nuestra época. Se acepta que la mundialización de la economía, la globalización de intereses y valores conducen hacia una sociedad diferente, en la que ideas como solidaridad, justicia social, identidad cultural o competencia profesional requieren una adaptación al nuevo marco existencial para que no pierdan vigor y se alimenten sólo de retórica. Una realidad diferente se dibuja en el horizonte (donde el conocimiento adquiere día a día un papel predominante) y requiere respuestas y políticas concretas y nítidas. Es así como la educación adquiere protagonismo: se transforma en eje fundamental del desarrollo social y, por ello, no puede ser entendida como un gasto social sin más. Hacer prioritaria la inversión en educación, centrar en ella el esfuerzo de transformación social es necesario en este largo viaje colectivo al futuro.

Plasmar el impulso educativo en propuestas de actuación y programas a desarrollar no sólo es responsabilidad de los gobiernos en turno. Todos (profesores, padres, estudiantes) debemos participar del compromiso de ofrecer alternativas. Sin duda se puede ser muy creativo, proponer iniciativas, alternativas, vías diferentes.

Nuestra Universidad y el SEMS han dado respuesta en los últimos tiempos a fuertes demandas cuantitativas; la universidad de masas, con todos sus problemas, ha representado una verdadera revolución social en nuestro medio. Pero mirando hacia adelante se requiere poner el acento en la calidad de la respuesta universitaria.

En general se han cubierto los objetivos del tiempo pasado, pero ahora son otras las prioridades que requieren un nuevo impulso, un nuevo esfuerzo, una nueva etapa en el bachillerato por competencias, pero sólo con inercia no es posible contribuir al futuro universitario. En nuestro SEMS existe una política universitaria y un modelo para este  tiempo: el padrón de Buena Calidad del Sistema de Educación Media Superior. Sólo con un esfuerzo común será posible construir un nivel medio superior socialmente más justo, capaz de ilusionar a los adolescentes y de dar cabida a los adultos que deseen emprender su inscripción en el BGAI (Bachillerato General por Áreas Interdisciplinarias). Ello obliga a una búsqueda de la calidad; su ausencia o su restricción en colectivos reducidos será otro factor de desigualdad.

 Debe perfilarse una respuesta en que estén incluidos los principios de tolerancia y progreso. Hay que pensar siempre en los avances sociales como beneficios para todos. Mediante un debate académico amplio y profundo, debemos encontrar los principios sobre los que sea más fácil construir el Sistema de Educación Media Superior de nuestra Universidad en esta región occidente, pues hacer de la calidad el objetivo del proyecto universitario requiere un amplio acuerdo no sólo de las fuerzas políticas o de todas las administraciones educativas, sino, sobre todo, del conjunto de la sociedad.

Al tiempo el SEMS debe continuar avanzando en una línea de progreso, pues su modernización y su mejora están ligadas a la libertad de las ideas, la democracia, la autonomía, la eficiencia y la corresponsabilidad de docentes, discentes y gestores ante la sociedad.

La clave para afrontar con éxito los cambios en el SEMS está en el ajuste correcto del pleno ejercicio de la autonomía con la capacidad de asumir las nuevas responsabilidades sociales. ¿Se dan las condiciones necesarias para que el SEMS aborde estos cambios? ¿Cómo combinar autonomía, responsabilidad, diversificación y globalización?

Se requieren , en principio, analizar posibles cambios o ajustes en la organización. La autonomía tiene que permitir también la renovación de las estructuras organizativas con criterios de eficiencia y transparencia. Se necesitan reformas institucionales orientadas a mejorar la coordinación del sistema universitario y la gestión de la propia universidad. Un sistema diversificado y flexible que refuerce las tareas de coordinación entre entre preparatorias y centros universitarios. Se trata de un factor clave en la nueva arquitectura, y aunque no está exenta de dificultades, la tarea de coordinar y construir es el próximo futuro.

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