La laguna de Villa Corona

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    En este temporal de lluvias no solo es factible que la laguna de Atotonilco, conocida también como de Villa Corona y enclavada en el municipio del mismo nombre, presente una recuperación casi total en su volumen de agua, sino que es candidata, desde este año, a formar parte del Sistema integral de lagos y humedales mundiales, conocido como Ramsart.
    Estas dos buenas noticias son el resultado del primer convenio suscrito entre la Universidad de Guadalajara, la asociación mundial Living Lakes, Global Nature Fund y el ayuntamiento de Villa Corona para rescatar el embalse y que fue firmado hace tres años, informó el responsable del enlace institucional del proyecto, el doctor Antonio Gómez Reyna.
    Junto con los investigadores Enrique Meza, César Gómez y especialistas del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), de la Universidad Guadalajara, “el equipo de rescatistas” del espejo rinde “buenas cuentas” y hace 15 días las organizaciones involucradas renovaron el acuerdo, para asegurar la continuidad del proyecto.
    “Aún falta la rehabilitación de canales de riego, de los cuales se estaba perdiendo agua. Hemos construido gaviones y cortinas, para dejar limpios los drenes, pues la laguna se secó hace tres años porque estaba desviándose agua de los canales”, aseguró Gómez Reyna al enumerar algunas de las acciones que han efectuado, sin dejar de señalar que “aún falta mucho por hacer”.
    Para el investigador y vicepresidente de la Sociedad amigos del lago de Chapala, A.C., es vital conocer el desempeño de los canales de riego, “del agua que llega, la que se filtra y la que se evapora”, para garantizar el equilibrio de Villa Corona, donde –a semejanza de lo que ocurre en Chapala, San Marcos, Zacoalco, Sayula y Cajititlán– arriban miles de aves migratorias procedentes de Estados Unidos y Canadá.
    Esta fue una de las “cartas fuertes” para preparar la documentación que puede acreditar a Villa Corona entre los lagos y humedales más importantes del mundo. “Atotonilco ya está considerada como laguna asociada en la organización Living Lakes, el socio (solo puede haber uno por cada país) es Chapala, pero Villa Corona y Pátzcuaro ya son asociados. Esa categoría también es buscada por otros lagos de México y el mundo”.
    Para ser asociado, Atotonilco concursó con lagos de Rusia y California, con el Titicaca, de Bolivia, y el Victoria, de ífrica.
    Hace tres años, cuando firmaron el primer convenio, Villa Corona presentaba uno de los niveles más dramáticos en su historia, pues el agua cubría apenas 10 por ciento de su capacidad de almacenamiento total.
     
    Advertencia
    A las buenas nuevas del acuerdo entre la Universidad de Guadalajara, organizaciones no gubernamentales y autoridades municipales, Gómez Reyna suma una advertencia: las miles de casas que están siendo o ya han sido construidas en el municipio de Tlajomulco podrían derivar sus aguas negras a la presa de Hurtado, a la de Bellavista y de ahí a Villa Corona, convirtiendo dichos embalses y todo el trayecto en una enorme cloaca si no toman las providencias necesarias a fin de establecer plantas de tratamiento que garanticen la calidad del agua.
    Villa Corona forma parte de la subcuenca Lerma-Chapala
    La laguna de Atotonilco pertenece a una de las subcuencas de la región Lerma-Chapala-Santiago, desde hace dos años.
    El acuerdo del que proviene dicha denominación fue publicado el 15 de octubre de 2003, en el Diario Oficial de la Federación, en base a los estudios de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la cual reconoce 19 subcuencas al interior de la cuenca Lerma-Chapala.
    La región que describe y abarca el documento está conformada por 129 mil 263 metros cuadrados. Entre otras subcuencas reconocidas están: el río Grande de Morelia, las lagunas de Cuitzeo y de Pátzcuaro, en Michoacán; las lagunas de Sayula, San Marcos y Zapotlán, así como los ríos Zula y Duero, en Jalisco; la laguna de Yuriria, en Guanajuato, y los ríos Turbio y La Laja, en Querétaro.
    Los anteriores son apenas una parte de las denominadas “cuencas cerradas” que pertenecen a la cuenca Lerma-Chapala y comparten grandes problemas: la deforestación, la desaparición de flora y fauna, así como la constante falta de agua, la cual es ya calificada de crítica.
    El programa de trabajo de la comisión especial de la cuenca Lerma-Chapala, en el Congreso de la Unión, describe así dicho espacio geográfico: “Es una región delimitada como unidad de estudio, compuesta de un conjunto de ecosistemas interactuantes entre sí.
    “Está vista como un sistema a partir del cual es posible establecer balances regionales entre la disponibilidad, la demanda y el deterioro de los recursos naturales, sujeta a un desarrollo regional condicionado a la disponibilidad de los recursos naturales, más que a las políticas aplicables, mientras que su estructura social y sus procesos históricos están relacionados dentro de una región, como factores clave para incorporar, asimilar, modificar o rechazar los paquetes tecnológicos impulsados por las políticas de desarrollo”.
    La LIX Legislatura ha planteado un trabajo integral de rescate, cuyo punto de partida es el lago de Chapala y el río Lerma, considerados entre los grandes ecosistemas mundiales por su extensión e impacto social.

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