La fractura del Tasman

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La noticia de la fractura del glaciar Tasman ubicado en Nueva Zelanda a causa del reciente terremoto que aconteció en aquel país, trascendió debido a la magnitud del fragmento desprendido, el cual se estima tiene un peso 30 millones de toneladas y una extensión de 1.2 kilómetros. Sin embargo, este fenómeno ya estaba previsto por especialistas, señaló el doctor Hermes Ulises Ramírez Sánchez, director del Instituto de Astronomía y Meteorología, de la Universidad de Guadalajara.
El terremoto simplemente aceleró el proceso de separación, que inicialmente se le adjudicaba a las fuertes lluvias que se habían presentado en aquella región durante los últimos años, lo cual habría debilitado la adhesión de esta masa de hielo. No obstante, advierte el director del IAM, que si bien ese fue el planteamiento inicial, no queda descartado el calentamiento global como el causante.
De acuerdo con Ramírez Sánchez, el aumento de la temperatura en el planeta ha sido una de las razones por las que otros glaciares, principalmente en el hemisferio norte están desapareciendo, ya que se tienen registros de que el espesor de los glaciares en el círculo polar ártico ha disminuido, a diferencia del círculo polar antártico se mantienen en las mismas condiciones desde hace 20 o 30 años.
La teoría que se ha diseñado al respecto de este fenómeno, afirma que el deshielo en el polo ártico se debe principalmente a que en este hemisferio se encuentran los países industriales que producen la más cantidad de gases invernadero, como Estados Unidos, China, y la mayor parte de la comunidad europea.
Además del derretimiento de glaciares polares, este hecho se repite en glaciares ubicados en regiones montañosas, como la Patagonia en Argentina, los ubicados en el Iztaccíhuatl de México y en Kilimanjaro en ífrica, en esta última región se ha registrado la extinción de este recurso no renovable y se ha proyectado su desaparición para el año 2020.
La importancia de los glaciares radica en su función como regulador de la salinidad de los océanos, señaló el investigador, además de que las bajas temperaturas del agua que los conforma, favorece el movimiento de las corrientes marinas al mezclarse con las aguas cálidas.
“Si se descongelaran grandes cantidades de agua dulce, este fenómeno se debilita, quiere decir que las corrientes marinas ya no serían a la misma velocidad, y de acuerdo con una teoría que se ha estudiado, podría ocurrir un congelamiento de una parte importante del hemisferio norte”, afirmó.
Concluyó diciendo que si bien el problema con los glaciares existe, no se debe ser sensacionalista y convertir esto en un vaticinio del fin del mundo.

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