La doble cara

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El pasado 9 de agosto, en la localidad de Ferguson (Missouri, Estados Unidos) se desataron protestas violentas a causa del asesinato de Michael Brown, joven afroamericano de 18 años quien, a pesar de estar desarmado, fue muerto por los disparos de un agente de policía.

Por dos semanas esta localidad de la ciudad de Saint Louis fue teatro de disturbios después de que cientos de personas se lanzaran a las calles. Las manifestaciones comenzaron pacíficamente, con la consigna de justicia y la fuerte sospecha de racismo en un cuerpo policial, mayoritariamente integrado por blancos; posteriormente degeneraron en saqueos y violencia, al punto de que el estado estableció el toque de queda y el envío de la Guardia Nacional.

El episodio en Ferguson forma parte del conflicto racial que ha acompañado la historia estadounidense.

“Lo que actualmente presenciamos es un problema no resuelto desde la propia fundación de los Estados Unidos. Algunos de los padres fundadores norteamericanos creían en el esclavismo a la par de una nación libre, igualitaria y democrática. El problema racial fue uno de los motivos de la Guerra Civil, que dividió el país hasta la victoria de Abraham Lincoln y la consecuente abolición de la esclavitud; aún en la actualidad la división entre estados del sur y norte se mantiene en el tono político; conocida es la actitud  conservadora de los sureños de la Costa Este” comenta Miguel Ángel Sigala, investigador del Centro de Estudios sobre América del Norte, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).

Martin Luther King y Malcolm X son los hombres afroamericanos más representativos de las revueltas sociales  de la década de 1960. Su lucha permitió, por lo menos en el discurso, el pleno goce de los derechos civiles de la población negra en todo Estados Unidos.

“A pesar de la abolición de la esclavitud, la segregación racial y aún la limitación al voto fue una realidad en algunos estados sureños, se manifestaba en parques, iglesias, escuelas, cines y hasta en autobuses, de hecho el evento que detonó los movimientos sociales de la década de 1960 fue el caso de Rosa Park, una ciudadana afroamericana que se negó a ceder su asiento a un hombre blanco en el transporte público”, dice Sigala.

El reciente caso en Ferguson se suma a otros que han despertado indignación en Estados Unidos, como el asesinato de Trayvon Martin, en 2012, joven negro acribillado por parecer un “sospechoso criminal”, según declaraciones de su homicida, George Zimmerman, al ver que cubría su cabeza con una sudadera. Así como el famoso Disturbio de Los Ángeles (de 29 de abril a 4 de mayo de 1992),  que estalló por la paliza propinada al ciudadano negro Rodney King y el posterior fallo a favor de los oficiales blancos, y el asesinato de la adolescente Latasha Harlins.

Las consecuencias fueron  un toque de queda y el despliegue de tropas de la Guardia Nacional en California, con una clara similitud al actual suceso.

“La gran paradoja del ‘país de la libertad e igualdad’ es que  presenta problemas de hondo calado para sus ciudadanos. Los conflictos raciales en otros países llevan mejores resoluciones, empero el toque de queda, el uso de efectivos militares nos habla mucho de la complejidad de la sociedad estadounidense. Estados Unidos es de los países mas avanzados  y con más problemas sociales. Es de los países ricos que tiene mayor pobreza, mayor desigualdad, profundos conflictos en su comunidad; es un país sumamente complejo y donde todavía hay muchos problemas sociales que responder, aunque a veces se muestre una cara distinta al mundo”, concluye el investigador.

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