La cuesta de enero

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    Pareciera que es la misma historia de siempre. Un año se va y otro llega. Normalmente comenzamos llenos de deudas, y eso que acaba de empezar. Esto me hace recordar parte de mi infancia, cuando mi padre, de oficio alfarero, con los escasos recursos económicos obtenidos de la venta de su trabajo, trataba de satisfacer alimentación, regalos y preparativos navideños. Lo mismo ocurría enfrente de casa de mis padres, donde teníamos de vecino a un profesionista, aunque la situación para sus hijos era ligeramente distinta: regalos costosos y alimentación en abundancia en los últimos días de diciembre.
    Al llegar enero y por consiguiente el año nuevo, tanto en la casa del alfarero como en la del profesionista, parecían preocupados porque en sus respectivos hogares no poseían dinero para hacer frente a la cuesta de enero. En ambas casas era necesario recurrir al servicio del Nacional Monte de Piedad o incluso solicitar un préstamo a terceras personas, siempre con altas tasas de interés.
    Visto con detenimiento ello muestra la falta de administración de los recursos y la carencia de previsión de las dos familias.
    Estos sencillos comentarios buscan invitar a los compañeros universitarios a que tengamos más frialdad en nuestras mentes, comprando solo aquello que esté al alcance de los ingresos que recibimos.
    Es necesario buscar alternativas para un pequeño pero constante ahorro a lo largo del año, pues a la fecha debemos agradecer a las autoridades universitarias –en especial a nuestro Rector general, el licenciado José Trinidad Padilla López– por el apoyo brindado a las gestiones del Sindicato íšnico de Trabajadores de la Universidad de Guadalajara (SUTUdeG), para que nuestro aguinaldo no fuera disminuido con el impuesto correspondiente, como iba a ocurrir el pasado diciembre.
    Por las declaraciones internas y el decreto del gobierno federal nos queda claro que este 2005 debemos cumplir con el pago de impuestos, como marca la ley.
    A partir de ahora debemos prepararnos para el futuro y tratar de ahorrar un porcentaje de nuestro salario. Estamos a tiempo. Te invito a que en el futuro reflexiones respecto a cuánto, cuándo y cómo debes destinar el dinero, medir los gastos que aplicamos en nuestras familias para evitar en lo posible convertirnos en otra estadística de enero en 2006, ¿o tú qué piensas?

    *Secretario de fomento cultural,
    juanmartin@sutudeg.org.

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