La creatura de Boyle

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Un ser con apariencia humana nace de un vientre con forma de huevo. Las tonalidades rojas, oscuras y después amarillas predominan en el escenario. La creatura no puede caminar. Se arrastra, contorsiona, da pasos vacilantes, luego más firmes. Aprende a caminar lejos de Víctor Frankenstein, su creador. Cuando éste logra darse cuenta del éxito de sus experimentos, huye horrorizado, niega su creación y la abandona a su suerte.
Frankenstein fue adaptada a escena por Nick Dear. Él se inspiró en la novela de Mary Shelley (1818), así como en las diferentes representaciones y adaptaciones de la obra para el cine y el teatro, para lograr una representación original. La obra teatral fue dirigida por el cineasta Danny Boyle, aclamado por Trainspotting y ganador del Oscar como mejor director por Slumdog millionaire. El National Theatre de Londres funge como productor.
Danny Boyle fue director de obras de teatro en la Joint Stock Theatre Company y el Royal Court Theatre, entre 1982 y 1985. Después de más de 15 años de estar alejado de los escenarios regresó al teatro con Frankenstein. Esta obra la filmaron para ser trasmitida a más de 300 salas de cine y teatro alrededor del mundo. En México fue exhibida en el Teatro Diana y en el Lunario del Auditorio Nacional, entre otros recintos. Fogarty Studios se encargó de la traducción y subtitulaje en español.

Luces y sombras
Era como estar en el teatro, aunque la obra fue proyectada como en el cine. El manejo de luces y de sombras, así como un excelente trabajo actoral compensaron con creces la sobria escenografía. Las diversas tonalidades de verde sugerían la presencia de un campo en plena primavera que rodeaba a una pequeña casa, habitada por un anciano ciego y un matrimonio joven. Las distintas tonalidades de gris ubican al espectador en un paisaje con mucha neblina o en un lago, cuando son plateadas. El manejo de los colores también denota cambios en los estados de ánimo, el avance de las horas y los años… Para los espectadores no era complicado echar a volar la imaginación para representar mentalmente lo apenas sugerido.
Benedict Cumberbatch y Jonny Lee Miller alternan en los roles de Víctor Frankenstein y la creatura. La obra teatral cuenta con la participación de más de 18 actores en escena. Entre ellos, Ella Smith, quien interpreta a Gretel y a Clarice; John Killoran (Gustav); George Harris (M. Frankenstein) y Andreea Padurariu (la creatura femenina).
La nueva versión de Frankenstein llevada al teatro hace énfasis en el respeto que todos los hombres deben al que es distinto por su aspecto, preferencias o manera de pensar, así como en las cicatrices que puede dejar la intolerancia en las víctimas de la discriminación. Esto no quiere decir que Danny Boyle tome partido y justifique a los que cometen actos antisociales. Por eso ofrecen otra cara de una misma moneda.

A favor de las diferencias
La acción es ubicada por el productor teatral en el siglo XIX. La novia de Víctor Frankenstein, Elizabeth, es una mujer fuera de lo común para su época. Quiere estudiar, conocer mundo, tiene sueños y aspira a más, pero sus ambiciones no son compartidas ni bien vistas socialmente. Tal vez no sea casualidad que Naomie Harris, la actriz que le da vida, sea una mujer de color. En la obra teatral no hay explicaciones sobre ese detalle, pero puede deducirse por la trama.
Elizabeth sabe lo que significa ser mujer y tener otra manera de pensar. Es ella la única que no huye aterrorizada al contemplar la fealdad de la creatura. Es la única que le dirige la palabra de manera amistosa, sólo ella lo escucha y lo comprende. Ha logrado canalizar su sufrimiento a través del respeto y la tolerancia, pero su actitud no la salva: es violada y asesinada por la fea creatura.
Frankenstein, producida por el National Theatre de Londres, es también una llamada de atención a la ciencia. El director teatral no traiciona las intenciones de la escritora Mary Shelley cuando expone las consecuencias fatales que podría tener el hecho de que un puñado de hombres pueda generar formas de vida parecidas a la humana. La puesta en escena toca temas como el abandono paternal, el desarrollo cognitivo y la naturaleza del bien y el mal.

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