La Primavera de Carlín entre el Renacimiento y la actualidad

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En su último montaje, Rafael Carlín y su Compañía Danza Contemporánea buscan desentrañar, a partir del movimiento, los misterios de una de las obras maestras del pintor renacentista Sandro Botticelli: La Primavera.

Para Carlín fue un proceso arduo de estudio en el que indagando encontró “algunos procesos significativos de la mitología” y fue “la parte que tomé más del cuadro para intentar darle vida a todos los personajes que habitan en la obra”.

Fue a partir del estudio de los personajes que “comencé a darle una cierta dramaturgia escenográfica, pues mi pieza conjuga diversos elementos escenográficos en el que incluyo recursos de multimedia con la intención de acercarnos a la textura que tiene el cuadro de Botticelli”.

La idea de Carlín no fue realizar una interpretación literal, sino “una resignificación”. La versión dancística de La Primavera que realiza, además de la utilización de elementos de multimedia, propone música original.

“Las imágenes visuales y la música son para evocar la atmósfera del Renacimiento —dice—, todo para colocar esta obra en un contexto contemporáneo, lo que a mi ver resulta un acierto, una efectividad”.

¿Modernizas la obra lo la dejas en su época?

“Hago una fusión muy particular, porque en definitiva no la dejo en la época. Tiene fuertes reminiscencias, porque el vestuario que utilizamos es renacentista, pero todo, todo en un contexto contemporáneo”.

El trabajo, de acuerdo con sus palabras, fue “complejo”, de tal modo que “tuve que amalgamar todos los elementos, para que diera el significado que yo buscaba”. La obra de Carlín está dispuesta en cuadros que parten de un prólogo.

Éste describe la época anterior al Renacimiento: todo comienza en el Medioevo; todo inicia en gris, pues se trata del oscurantismo, dice Carlín.

—De allí surgen todos los personajes que incluye la pintura. Aparte de los mitológicos, están también los que alguna vez fueron de carne y hueso, como los Medici, que vivieron el tiempo de Botticelli, en Florencia. De allí que también se vislumbra lo político, claro. Luego entonces van surgiendo en la escena todas las figuras que se desprenden del cuadro: reencarnan, con todas sus emociones, los personajes reales que luego se funden con la parte mitológica. Entonces sí, hice un guión dramático como base para mi trabajo. En realidad mi versión de La Primavera es un juego dramático, es a partir de este juego que logro que el pasado se conecte con nuestro mundo contemporáneo.

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