La Chunga

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El Perú de calor fácil, ese que inunda el pecho para hacer crecer los deseos, el Perú de la costa con cargado acento en la voz, es el ambiente que Mario Vargas Llosa eligió para ubicar a La Chunga, una mujer dura que acompaña el delirio alcohólico de cuatro miserables que se dan cita en su maloliente bar, para ver pasar la vida mientras los dados caen y su vista se nubla. La Chunga es la cuarta obra dramática escrita por este autor quien alguna vez ha confesado que su primera tentación literaria no fue la narrativa sino el teatro. Ahora, dentro del vasto programa de la FIL, el montaje de La Chunga se inscribe como una de las actividades para celebrar los ochenta años del Nobel peruano.

Como cualquier punto en la costa latinoamericana, Piura concentra en su calor los sueños fallidos de los que ahí han crecido, también de quienes llegaron a hacer fortuna, o de las mujeres que tuvieron que endurecerse para sobrevivir, como La Chunga. Ella se gana la vida siendo testigo de todos los vicios que la pobreza y el alcohol juntos producen, pero en algún momento ella también tiene la oportunidad de participar de ellos cuando, para saldar una deuda, le ofrecen pasar la noche con Mechita, la hermosa acompañante de uno de los infelices que asisten a su tasca. Así es la trama de esta historia, que luego de tener varios montajes en Perú y España llega con un elenco mexicano bajo la producción de Cultura UDG.

En este montaje, la reconocida actriz Dolores Heredia es la encargada de explorar las poderosas aguas subterráneas que mueven a La Chunga y a su cuerpo recio. La densa atmósfera de barriada costeña, la putrefacción de los humedales, son la metáfora del ambiente en el que hombres y mujeres ven nacer su propia violencia, el ansia sexual que los domina y que no terminan por controlar. La dirección está a cargo de Antonio Castro, quien recientemente dirigió la puesta El Filósofo declara de Juan Villoro. La actriz Estephany Hernández es Mechita, la provocativa muchacha que dispara el juego de relatos y ficciones que los demás cuentan. Mientras que “los inconquistables”, el cuarteto de vagos que se dan cita cada noche en el local de La Chunga, están interpretados por los actores Roberto Sosa, Alfonso Cárcamo, Édgar Parra y Jorge Zárate.

La obra, que se organiza en dos actos, es un viaje retrospectivo y memorioso en el que cada personaje recuerda la noche en que Mechita pagó una deuda ajena entregándose a La Chunga, y es también un enfrentamiento de gallinazos, de ridículos y violentos afanes masculinos que se encuentran —sin entenderlo—, con el deseo más entero de una mujer. La Chunga, que se había enconchado en su caparazón de soledad acumulada, abre de pronto una herida en su gruesa piel para que el deseo respire, para que el cuerpo entero escape hasta exponerse.

¿Cómo construir el recuerdo de un hecho roto por el tiempo y por los tragos? Acaso esa sea la mayor virtud de la dramaturgia de Vargas Llosa, traer con la velocidad de la memoria la voz de los protagonistas que tejen un cuadro escénico, una narración que en lugar de contarse se representa. El flash-back compartido de los inconquistables cobra cuerpo en los ojos de La Chunga que guardan la figura completa de Mechita, y consigue tal consistencia que hace posible que todos la veamos.

Luego del estreno en el Teatro Diana al que asistirá Vargas Llosa, el montaje iniciará temporada el 2 de diciembre en el Teatro Orientación de la Ciudad de México, donde se mantendrá en cartelera hasta el día 18 para posteriormente retomar las funciones del 19 de enero al 5 de febrero de 2017.

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