Jugar para la vida

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    Un grupo de jovencitas colotlenses ha llegado muy alto: participaron en el XIII Campeonato Nacional de la Educación Media Superior. Es decir, que de la pequeña escuela preparatoria de Colotlán salió el equipo que representó a Jalisco. Y además llegaron al Nacional por segundo año consecutivo (2012 y 2013).

    ¿Estamos ante un triunfo aislado, frente a un grupo de basquetbolistas con cualidades superiores que coincidieron en el tiempo? Algo hay de eso, sin embargo, no lo es todo. Hay que repasar la historia contemporánea en el deporte de ese pueblo del Norte de Jalisco para encontrar pistas en el éxito de la actual selección femenil.

    Y una de esas pistas nos lleva a Diego Huizar Ruvalcaba, entrenador de basquetbol en la Preparatoria Regional de Colotlán desde hace 26 años.

    Después de cursar estudios de ingeniero agrónomo en Guadalajara, en 1987, de regreso a su pueblo lo invitaron a impartir unas clases en la preparatoria. “Las chavas sabían que yo entrenaba y me pidieron que las ayudara”.

    Aceptó. Ganaron el campeonato municipal en su primer torneo como entrenador y los siguieron ganando durante 13 años consecutivos. Y además arrasaron en los torneos de la región. “Cuando me invitaron a dar clases para mí era algo temporal.

    Dije, está bien, uno o dos semestres mientras sale algo en mi área. Pero me absorbió el ambiente, lo confieso sinceramente: me encantó el calor humano, el trato con los chicos de esas edades pues yo era relativamente joven. Y así comencé, año tras año, con nuevas generaciones de jugadores”.

    De entonces a ahora han pasado por sus equipos cientos de jóvenes. Hay un dato que lo dice sin falso orgullo: es muy raro el jugador en Colotlán, de buen nivel, que no haya pasado por sus manos. ¿Adónde han volado varios de sus muchachos? A vuelo de pájaro cita algunos casos: tres han llegado a la selección mayor de la UdeG; ha habido preseleccionados de Jalisco; un chavo que pudo jugar en el máximo circuito en México, pero optó por seguir estudiando. Jugadoras que en Zacatecas participaron en los nacionales a nivel superior. “Eso es un ‘orgullazo’”. Además de seleccionados en sus escuelas, “ir a un nacional en el nivel superior, es chingón”.

    El caso del equipo de la prepa que participó en días pasados en el Nacional, por segundo año consecutivo, es la cereza del pastel. Ya no son sólo jugadoras que se formaron con Diego y que luego llegaron más lejos por su cuenta. Con estas chicas es el aquí y ahora, el equipo que unido fue el mejor de Jalisco y llegó hasta Toluca. Un gran mérito de una escuela pequeña, de un pueblo alejado, frente a preparatorias enormes de la zona metropolitana o de las universidades privadas que tienen bastantes recursos.

    Pasión por el deporte
    Hace ya más de 10 años que Diego Huizar no trabaja en la preparatoria de Colotlán, y que se cambió al Centro Universitario del Norte (CUNorte). Pero no abandonó a sus jóvenes. Siempre le roba tiempo a su familia y a la hora de la comida para ir a los entrenamientos. “He encontrado un espacio para sentir que estoy construyendo algo en mi región, en mi pueblo. Eso me parece relevante”, comenta.

    Dentro del terreno de juego, Diego saca lo mejor de cada jugador en lo personal y en lo colectivo. Se le reconoce como estricto, disciplinado, incluso gritón con muchachas y muchachos. “Busco generarles disciplina, les inculco la cultura del esfuerzo, nada es gratis. Les digo, si te gusta estarás aquí, sino en dos semanas ya no estarás… Les dejo en claro que no vivirán del basquetbol, pero la disciplina sí les ayudará a ser mejores estudiantes, mejores hijos, amigos, a integrarse a grupos de trabajo”.

    También hace amistad dentro y fuera de la cancha. “Salen un montón de cosas, hasta los problemas de los chicos con los padres, la desintegración familiar; la poca comunicación entre padres e hijos es impresionante. Muchos de ellos, lamentablemente, encuentran aquí un espacio para desahogar otro tipo de tensiones en la familia”.

    Concluye: “Falta vernos de manera diferente, sabiendo que le podemos aportar a la sociedad. Necesitamos una transformación; gente con una visión diferente. El deporte en sí no es competencia para el deporte, es crearte una cultura diferente para lo otro, para la vida. Así de fácil”.

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