Juan Pablo Cadaveira

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Juan Pablo Cadaveira nació en Buenos Aires, Argentina. El cineasta, quien radica en Nueva York, estrenó en México Maravilla, el luchador, su ópera prima. Conocedor de las técnicas para la producción del documental, este director encuentra su principal motivación en las historias de vida, algo que puede apreciarse en el largometraje que sigue los pasos del boxeador Sergio “Maravilla” Martínez, especialmente el controvertido episodio que sostuvo contra Julio César Chávez Jr. Más allá de un trabajo que relaciona el pugilismo, el propósito de este documental es mostrar los rasgos más profundos de un personaje que lleva su lucha hasta las últimas consecuencias. Conversamos con Cadaveira durante su estancia en la pasada edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara. El director hizo especial énfasis en el detallado proceso de construcción de este filme, que fue ganador del premio al mejor montaje en el Festival de Cine del Mar de la Plata.

Has cruzado por una serie de vivencias profesionales y conoces el funcionamiento del cine. ¿Cómo evalúas esa experiencia de director joven, con una ópera prima?
Soy una persona exigente. Cada vez que veo esta película me emociona. En cada proyección, el público se conecta con los personajes y con la historia. Eso para un director —por lo menos para mí— representa el objetivo principal: la conexión… que el público se emocione, viva y aprenda de un mundo nuevo. La mayoría de los espectadores que han visto Maravilla, un luchador, no son fervientes amantes del boxeo, son amantes del cine. La película está hecha para ellos. Mi camino en la industria audiovisual ha sido de camarógrafo y de editor, y ahora como director y productor. Esto me ha dado un bagaje y una experiencia para poder sentarme en la mesa de edición y tener opciones para armar el relato, la estructura de una película. La historia está ligada a hechos reales, pero a su vez, la manera de presentarlos y de contarlos hace que adquiera otro volumen.

¿Qué te cautivó de la historia de Sergio “Maravilla” Martínez, concretamente, por qué hacer un documental sobre boxeo?
Estaba buscando hace dos o tres años un proyecto para un documental (los documentales me encantan). Llegué al mundo del boxeo a través del cine, después de ver Cuando éramos reyes, película que tiene a Muhammad Ali como figura central. Lo que me atrajo de Sergio “Maravilla” Martínez fue su historia y su carisma, además de encontrarse como inmigrante ilegal. “Maravilla” dejó Argentina más o menos en la misma época que yo lo hice. Tenemos vidas paralelas, pero que en un punto se cruzan. Lo que también me gustó fueron los condimentos para contar una buena historia: un personaje exitoso, pero que está en un momento crítico de su carrera. “Maravilla” fue  campeón del mundo; aparte fue nombrado el número tres, libra por libra, que es un ranking imaginario sobre los mejores boxeadores. A pesar de eso, a una edad tardía, 36 años, fue despojado de su título de campeón del mundo peso mediano del Consejo Mundial de Boxeo. Me pareció que allí estaban los condimentos necesarios para un buen drama, sin saber cuál sería el desarrollo de estos sucesos.

¿Cuál es la vida de un documental, de un largometraje de estas características?
Para mí la película termina cuando el público la ve. El resto es material muerto. Cada vez que el filme se proyecta adquiere vida. Mi deseo es que esta película, por tener protagonistas importantes en el mundo del deporte, esté en las salas de México.

¿Qué recursos utilizaste para la filmación de Maravilla, un luchador y cómo trabajaste la producción?
Hubo un proceso de investigación. Estuve haciéndolo cerca de un mes… metiéndome en el mundo del boxeo. Porque no era amante de este deporte, y ahora lo soy. Seguí a Sergio Martínez durante dos años, viajando entre cuatro países: Estados Unidos, México, España y Argentina. Fueron más de ciento cincuenta horas de grabaciones propias y mucho material de archivo. Tuvimos acceso a las transmisiones hechas por HBO. También acceso exclusivo a la familia de Martínez. Esta película excede el mundo del boxeo. Habla un poco de los sueños, de los anhelos, de la lucha de cualquier persona. A través de “Maravilla” aprendemos. Él nos da luz para saber cómo funciona el mundo del boxeo, pero igualmente habla de las relaciones humanas, de cómo la madre o el padre de un boxeador lo que menos quiere es que su hijo sea pugilista. Aparecen el sufrimiento y la angustia de una familia, porque saben que enfrente tienen a una persona que quiere lastimar.

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