El inmueble nació con el objetivo de promover las clases de canto sacro, y como un espacio pequeño, que después fue creciendo.
Su valor histórico y arquitectónico fue reseñado en un recorrido en compañía de la arquitecta Indira Partida Contreras y el historiador Enrique Bautista González, de la UdeG.
El edificio, explicaron los especialistas, inició como un anexo del templo de San Felipe Neri. Durante el Virreinato fue Colegio Real de San Felipe, luego hospital para menesterosos; durante la Reforma, Liceo de niñas huérfanas; en el Porfiriato, Instituto del Señor San José —colegio jesuita para familias acaudaladas, al que visitó Francisco I. Madero—, y en la Revolución, aunque pocos días, fungió como cuartel. Ya como Preparatoria de Jalisco recibió la visita de Venustiano Carranza. Durante algunas décadas estuvo asentada ahí la Normal y secundaria de varones.
La finca guarda, en algunos lugares, vestigios de la Colonia, el Porfiriato y la época Moderna. Desde hace más de un siglo (1904) alcanzó su tamaño actual. Tiene diferentes estilos arquitectónicos, como barroco y neogótico; cuenta con arcos y columnas (con reminiscencias mudéjar, arcos de medio punto y ojivales), cuatro patios, mosaicos y vidrios ámbar, trabajos de cantera, herrería y ebanistería (sobresale en la biblioteca y muebles de estantería). Destaca también el Laboratorio de Física, con aparatos europeos del siglo XIX, y dos murales elaborados en la década de los 70.
