Hagamos cine en corto

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    Habla de prisa, luce frenos en cada uno de los dientes, mueve las manos constantemente, su mochila está repleta de papeles, tiene 17 años, cursa el séptimo grado en la Preparatoria 7 y vive el trajín de ser el director de En Corto, el primer Festival de producción audiovisual amateur. Fernando Mora exuda una firme determinación. Se expresa con una mezcla de nerviosismo y adrenalina.
    El festival, iniciativa y responsabilidad de los estudiantes (que cuentan con el apoyo del profesorado y de otras instituciones), es de los más importantes que se hayan realizado en la escuela en lo tocante a cultura. “Esto ha sido como una bola de nieve”, sugiere íngel Juvenal, con los ojos bien abiertos, como si la viera venir, inmensa. Él es también estudiante de sexto y tiene 17 años, como todos los del equipo directivo.
    Desde el principio han trabajado, dentro de la materia programa de extensión y difusión, bajo la elemental premisa: ¿y por qué no? Ya ha pasado un año y están en la etapa de la convocatoria.
    Invitan a todos los estudiantes de las preparatorias de la UdeG a que participen en el festival con cortometrajes producidos por ellos. El tema es libre y existen tres categorías: ficción, documental y animación. La duración máxima de los cortos es de cinco minutos.
    El procedimiento para inscribirse es el siguiente: llenar la ficha que se encuentra en la página de internet: http://en-corto.et.com.mx, imprimirla y entregarla junto con el filme en Plaza Bonita, local 26–D. La fecha límite es el 1 de abril.
    El material será proyectado del 22 al 29 de mayo en la escuela. Será una semana cultural con presentaciones de teatro, música (con el grupo Radaid), pasarelas de moda, una conferencia y la actuación de Mapumbula, colectivo creado por los propios jóvenes, el cual realizará performances y se encargará de toda la imagen del festival.
    El jurado está integrado por Sugey González, productora de cine Eduardo Covarrubias, director de cine, y Boris Goldenblank, cineasta de origen rumano que en la actualidad es jefe del Departamento de Imagen y Sonido, de la UdeG (la misma universidad le otorgó la distinción de maestro emérito), y quien ha apoyado de manera activa al festival. Los jueces otorgarán premios al mejor cortometraje y al mejor material en cada una de las tres categorías.
    Al realizador del mejor cortometraje se le concederá una beca para estudiar en el departamento, y los ganadores de cada una de las categorías tendrán derecho a medias becas. La finalidad del festival es que “los jóvenes podamos experimentar, conocer y percibir al cine de una manera más profesional, de modo que se amplíen nuestros horizontes laborales. Quisiéramos que además estos trabajos sirvan como medios de expresión que logren dar a conocer las ideas y preocupaciones actuales de los jóvenes”, dice el folleto de presentación.
    Estas preocupaciones las tiene Fernando desde siempre, desde que a los 10 años supo que pertenecería al mundo de la cinematografía. Es, incluso, lo que lo anima a imaginar planes de estudios y actividades futuras. Pero en la actualidad, él y sus cómplices (algunos más son Karla Rocío Ayala, María Antonieta y Alejandro Rincón) viven días de pocas horas de sueño y llamadas telefónicas todo el tiempo.
    Hay que resolver la campaña publicitaria, conseguir lo necesario para el montaje, completar el presupuesto requerido: 70 mil pesos, de los cuales han conseguido el 25 por ciento, y esperan respuesta de algunas empresas.
    “Lo más difícil es animar a la gente para que haga el trabajo sin pedir nada a cambio”, confiesa Fernando, y tal vez para ellos, un 10 de calificación nunca había valido tan poco y costado tanto.

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