Guillermo Schmidhuber de la Mora

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Referente de la dramaturgia jalisciense, Guillermo Schmidhuber de la Mora es un apasionado de la vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz, una mujer que lo ha “acompañado” en su trayectoria como investigador y crítico literario. Es académico de Departamento de Letras de la Universidad de Guadalajara desde 1993 y miembro del Sistema Nacional de Investigadores en el nivel II, así como autor de más de 120 libros de obras teatrales, narrativa y ensayos que le han valido premios en México y Estados Unidos.

¿Qué significado le da a este premio, recibido ahora en su estado?
Con el Premio Jalisco no me queda sino emular a esas grandes figuras que lo lograron antes como Juan Rulfo y Juan José Arreola. O de menos es como decir borrón y cuenta nueva, por no recibir tantas invitaciones para puestas en escena en la ciudad en la que vivo y sí en otros estados. Vamos viendo si el premio me ofrece en unos poquitos meses una puesta en escena en Guadalajara.

 

¿Qué obra suya le gustaría ver montada en algún teatro de Jalisco?
He escrito algunas obras que suceden en Jalisco y que han sido montadas en otros estados de la república. Las de los últimos dos años, porque son obras breves, muy fáciles de montar con cuatro o cinco actores y que requieren de un gran director o directora. Para mí sería un triunfo verlas porque es mi nueva forma de escribir, el último periodo, por decirlo así.

 

¿Quién le gustaría que dirigiera algunas de sus obras?
Hay una exalumna que se llama Lourdes Salmerón que montó una obra mía y lo hizo muy bien, con una producción independiente.  Ahora está en proyecto de montar una y creo que pronto será, pero ¿en qué teatro? Los teatros no se facilitan.

¿Cree que hay dificultad para las compañías teatrales de acceder a los teatros de la ciudad?
Mucha dificultad. Los de la Secretaría de Cultura o los de la UdeG son las dos únicas posibilidades. Había algunos intentos de teatro independiente, pero ahora, por desgracia, quedaron cerca de las obras del Tren ligero y cerraron, como era la Casa Suspendida. Espero que termine esto y se abran espacios, que sean en la Universidad o el ex Convento del Carmen o el Teatro Experimental, son lugares que podrían ser un buen escenario.

 

¿Qué está trabajando ahora?
Estoy a punto de montar esta obra que se llama Mi tío el equilibrista. Es una obra sobre el ambiente de payasos de circo que sucede hace 30 años, es una obra fuerte para el público.

¿Qué es lo que más le apasiona de Sor Juana después de años de estudiarla?
Es una aventura para un hombre que estudia literatura tener la oportunidad de conocer a una mujer que se perfiló, que se presentó en toda su obra. No son obras que están aisladas de la vida de Sor Juana, su obra es muy cercana a lo que le pasó. Entonces entras a un mundo que está lleno de riqueza, de triunfo, de éxito literario que lo abruma a uno de tan hermoso, tan completo y tan excelente que es. Pero también está ella como mujer. Tú puedes leer un poema y decir “no sé de quién es, pero me gusta”, pero con ella no tienes manera de eso, porque te va a agarrar. No digo que se enamora uno de ella en el sentido emocional de la palabra, pero hay algo de fuerza que te jala, porque es tanto lo que te está enseñando, tanto lo que te dice, que al mismo tiempo te pone trampitas, jugarretas que cuando las superas le vas ganando y vas acercándote a ella, y ella está ahí. No es una figura muerta hace tres siglos, no, está ahí en su obra como si ella supiera que la estás leyendo.

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