Generación de información y conocimiento en la era digital

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Mientras que en 1964 un ciudadano estadounidense tenía acceso a 18 estaciones de radio, cuatro canales de televisión y 4 mil 500 títulos de revistas, para 2004 este se había incrementado a 18 mil títulos de revistas, 20 mil sitios de internet y 2 mil 400 millones de estaciones de radio, incluidas las que transmitían por internet, de acuerdo a un artículo publicado en la Revista Mexicana de Dermatología, firmado por el coeditor de la publicación, Fermín Jurado.

Ante este contexto debemos plantearnos ¿cómo podemos aprovechar la información y manejar la sobrecarga informativa que a diario recibimos a través de diferentes canales y soportes, como el impreso, el electrónico y el digital?

En la denominada “era digital”, en la que cada año se producen en el mundo dos hexabytes de información, los grandes volúmenes de datos han coadyuvado a la generación de nuevos conocimientos, pero a la vez obligan a las personas a perfeccionar sus habilidades para procesar y utilizar la información, seleccionando la que es útil y confiable de la que no lo es.

Ante el escenario actual es necesario contribuir a la formación de expertos competitivos capaces de construir y fomentar en otros las habilidades para el uso eficaz de la información y la generación de nuevos conocimientos, pues la “infoxicación”, neologismo acuñado por el especialista Alfonso Cornella para aludir a la sobresaturación de información, es un concepto cada vez más frecuente en la vida cotidiana, ya que puede llegar a causar un síndrome caracterizado por la ansiedad y la angustia.

En esto reside la importancia de la gestión de la información y del conocimiento, la primera entendida como el conjunto de actividades relacionadas con el ciclo de vida de la información.

Dentro de las competencias que el profesional en gestión de la información debe adquirir se incluyen la identificación de la necesidad informativa específica, es decir, reconocer la información requerida para cualquier investigación o proyecto, así como su naturaleza y alcance. Otra más implica la búsqueda y localización de información de manera eficaz y eficiente.

El profesional también evalúa los contenidos informativos desde un enfoque crítico, los organiza y procesa de manera ética mediante diversas técnicas y herramientas, y los utiliza reconociendo los problemas y cuestiones culturales, económicas, legales y sociales que le rodean. Estas competencias, a su vez, dan paso a la creación de nuevos conocimientos, es decir, a aplicar la nueva información y la que ya se conocía con el fin de crear nuevos conceptos y aprendizajes. Finalmente, una competencia indispensable radica en comunicar y divulgar la información de acuerdo al nivel y tipo de audiencia.

La finalidad de la gestión de información es desarrollar la capacidad de una persona de aprender continuamente y a lo largo de la vida en cualquier ámbito: académico, profesional, personal, favoreciendo la resolución de problemas.

La gestión del conocimiento otorga un carácter vital a la información, ya que se enfoca a medir y administrar el capital intelectual de una institución que, evidentemente, radica en sus recursos humanos. 

En resumen, no se trata solo de buscar la información, sino de obtener resultados relevantes que contribuyan a la toma de decisiones. En el citado artículo insiste Cornella en que “la saturación de información y ruido informativo […] impide a la mayoría de los profesionales de una empresa definir y encontrar una solución adecuada a sus necesidades”. Para lograr esto deben desarrollarse las competencias informativas.

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