Exhortan a aprovechar el agua de lluvia

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De aprovechar el tres por ciento del agua de lluvia que cae en México (unos mil 500 kilómetros cúbicos de agua), sería posible abastecer a los 13 millones de mexicanos que no cuentan con agua potable, informó el director del Centro Internacional de Demostración y Capacitación en Aprovechamiento del Agua de Lluvia (Cidecalli), Manuel Anaya Garduño, quien participó en la Cátedra del agua, organizada por la Universidad de Guadalajara.
El también asesor científico del Programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente, en el área de prevención y control de la desertificación, dijo que en el ámbito mundial son casi dos mil millones de personas las que no poseen agua entubada en sus casas, mientras que en México carecen de este servicio 3.3 millones de viviendas.
Desde hace casi 30 años, Anaya Garduño ha diseñado una línea de investigación para la captación de agua de lluvia con fines de consumo humano, industrial, agrícola y forestal.
Previo al Día mundial de la lucha contra la desertificación (17 de junio), el especialista explicó en qué consiste la tecnología empleada por el Cidecalli: una serie de cisternas revestidas de geomembrana –un material plástico– y cubiertas por el mismo material. Éstas captan el agua de lluvia, que luego pasa por un tren de purificación.
“El agua para consumo humano tiene cero sodio, un grado de alcalinidad de 6.9, bajo porcentaje de sales, sin microorganismos nocivos y es autofinanciable”.
Comentó que en una localidad mazahua de unas cinco mil personas, trabajan ya con una cisterna de tipo comunitario. El agua purificada contribuye, además, a eliminar los problemas gastrointestinales que presenta dicha etnia. El costo del proyecto fluctuó en un millón 500 mil pesos.
En una ciudad donde llueve durante seis meses y en los seis restantes no caen lluvias, el almacenamiento, es suficiente para surtir de agua durante todo el año.
Exhortó a unir esfuerzos sociales, académicos y gubernamentales en esta técnica, la cual sería benéfica en todos los ámbitos. Por ejemplo, un garrafón de agua que cuesta alrededor de 20 pesos, valdría 4.30 pesos.
En este proyecto participan la Universidad Autónoma de Chapingo, la Universidad Antonio Narro, y espera que se sume la UdeG.
Que en el ámbito académico sea adoptado este sistema, “ayuda a las universidades a dejar de gastar en el consumo de agua, generando su propia agua, además de que los excedentes serían destinados a la investigación de nuevas técnicas”.

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