Energías renovables y medio ambiente

785

En los últimos meses la preocupación por los altos niveles de contaminación que afecta a varias ciudades del país crece, ya se ha señalado infinidad de veces que el deterioro ambiental que estamos sufriendo puede ser irreversible, es cierto que se han tomado medidas, pero lamentablemente no son suficientes por el ritmo de vida que llevamos. El pasado 5 de junio se celebró el día mundial del medio ambiente y esta vez se centró en un tema particularmente apremiante: la contaminación del aire.

Es un año más en el que tenemos la oportunidad de informarnos y de cambiar nuestra conducta de consumo, de aprender sobre los diferentes tipos de contaminación y cómo afectan a nuestra salud. El problema es realmente grave, ya que nueve de cada diez personas en todo el mundo están expuestas a niveles de contaminación que superan los niveles de seguridad señalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), además, el aire contaminado cobra la vida de alrededor de siete millones de personas cada año, ocasiona problemas de salud de largo plazo como el asma y llega a frenar el desarrollo cognitivo de los niños.

Una de las mayores fuentes de contaminación del aire es el uso de combustibles fósiles para la generación de energía, por ello las energías renovables son una de las grandes opciones para detener el deterioro ambiental y mejorar la calidad del aire; al mismo tiempo, se generan nuevos perfiles ocupacionales requeridos en el sector energético, por lo que su potencial para la creación de empleo se constituye en uno de los principales argumentos del apoyo político que en muchos países se brinda al despliegue de energías limpias.

La producción de energías renovables exige un tratamiento multidisciplinar que demanda especialistas procedentes de los más diversos sectores profesionales y con las más variadas formaciones de base, hablamos de un sector en el que inciden infinidad de factores y en el que la innovación es constante y la aplicación inmediata, por lo que se requieren profesionales que estén perfectamente actualizados para que atiendan con eficacia y eficiencia los problemas ambientales que nos aquejan, derivados del uso incesante de combustibles fósiles, y los sustituyan por nuevas formas de generación de energía.

El estudio académico: “Brechas educativas y formativas en el sector de las energías renovables” , publicado en octubre de 2018, analiza la oferta global de educación en el sector, el estudio identifica una serie de deficiencias o brechas en la oferta formativa que posteriormente fueron contrastadas mediante entrevistas con expertos, y enfatiza que la falta de disponibilidad de profesionales cualificados se presenta como una barrera importante para el avance de las energías renovables. El estudio señala que si bien “A largo plazo, la integración de la energía renovable en la educación formal en todos los niveles será una tarea compleja que requiere una fuerte voluntad política, un enfoque sistemático y una acción sostenida.”  Lo cierto es que debemos actuar ahora y con un sentido de urgencia.

En los últimos años se ha comenzado a atender esta demanda con nuevas opciones profesionales en algunas universidades de México sobre todo en el área de ingenierías, sin embargo, se requiere de nuevos perfiles para atender toda la cadena de valor desde la planeación y el diseño hasta la instalación y puesta en marcha de nuevos sistemas de producción energética en las viviendas, la industria, el sector automotriz , con proveedores del sector de servicios o la administración pública, por citar ejemplos. Además, las universidades deben asumir el reto de la generación de conocimiento, la divulgación, la sensibilización en la formación de todos los profesionales que pasan por sus aulas –presenciales o virtuales- para que el cambio se promueva en todos los niveles de actuación.

Frenar el cambio climático es responsabilidad de todos, aprender, entender, atender y actuar en consecuencia es el único camino posible.

Artículo anterior¡Viva Cristo Rey!
Artículo siguienteUn convenio por los derechos humanos