Elizabeth Vivero

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“Somos sujetos con razón, pero también con inconsciente”, reflexiona la catedrática y narradora Elizabeth Vivero, quien considera que esa ruptura profundamente acentuada en el carácter moderno, donde ya no nos concebimos como sujetos unificados, con un propósito único, con una vida única, con una única dimensión de nosotros mismos, es la base de la literatura que están generando las mujeres mexicanas y, concretamente, las jaliscienses en la actualidad.

Para Elizabeth Vivero, doctora en Letras por la Universidad de Guadalajara y Coordinadora del Centro de Estudios de Género, la academia, la creación y la crítica literaria han sido aristas que atraviesan su trabajo desde hace más de quince años. Un enriquecimiento intertextual del que dan muestra sus múltiples publicaciones que oscilan entre la narrativa, la poesía y la investigación académica, sin establecer una línea radicalmente definitoria entre ellas: No para siempre (1997), Con los ojos perdidos (1999), Ese suelo tan otro (2005), El combate de la reina (2009) Cuentos cándidos de amate (2012), y el más reciente, una semblanza de la escritora hidalguense, avecindada en Jalisco desde hace varias décadas, Guadalupe Ángeles, titulado Guadalupe Ángeles, la subversión de una escritura (2013).

Predilecciones
Mis temas predilectos son la literatura y el género, particularmente la literatura jalisciense escrita por mujeres jóvenes, mujeres nacidas después de 1970. No es casualidad que esta generación de escritoras se esté posicionando cada vez con más fuerza en el panorama literario, pues después de los años sesenta surgieron cambios sustanciales que dieron origen a la Generación X y la generación de la postmodernidad de la que emergieron escrituras creativas. Son temas que me interesan porque creo encontrar una relación entre las crisis que propician cambios generacionales y la literatura. Observar si la figura de la mujer ha cambiado y hacia dónde se dirige en ese proceso me parece un tópico importante.

Fragmentación
Dejamos de hablar de la mujer para empezar a conceptualizar la multiplicidad de las mujeres actuales que están en una búsqueda de identidad con muchas aristas. Mujeres como la poeta y narradora Guadalupe Ángeles (Pachucha, Hidalgo, 1962), expresan su femineidad a través de la escritura como una de sus facetas de construcción del sí mismo y de participación en ese “ya no, todavía no” en el que los personajes femeninos se ven inmersos. He tenido la oportunidad de acercarme a toda su obra [Souvenirs, Mala Estrella, 1993; Sobre objetos de madera, Conaculta, Tierra Adentro, 1994; Suite de la duda, Unidad Editorial del Gobierno de Jalisco, 1995; Devastación, Gobierno del Estado de Chiapas/Coneculta-Chiapas, 2000; Quieta, Paraíso Perdido, 2001; La elección de los fantasmas, Conexión Gráfica, 2002; Las virtudes esenciales, prosas poéticas, Literalia ediciones/Gobierno del Estado de Jalisco, 2005) hasta la última que se ha publicado Raptos (Conaculta-Jalisco, 2009)], y he podido ser testigo de su evolución, sus preocupaciones estructurales, sus constantes temáticas. De ella, al igual que de otros escritores actuales, me llama la atención su incursión en el blog, en la virtualización de los textos y su participación en las redes sociales como una nueva forma de expresión.

Universales
Las propuestas de Guadalupe Ángeles, así como de otras escritoras como Cecilia Eudave, Martha Cerda, Carla Sandomingo, consiguen insertarse en un contexto local gracias a las referencias espaciales construidas para ofrecer un ambiente jalisciense; sin embargo, tienden a plantear con más ahínco problemas que atañen a las mujeres en general: separaciones, anhelo de autonomía, conflictos interiores que confieren a sus textos un carácter universal que vale la pena rescatar.

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