El último aplauso fue el más largo y más nutrido que los anteriores, para agradecer la tarde de prosas, versos y palabras que engalanaron la sesión de lectura de poesía “Antonio Cisneros hecha por Antonio Cisneros”, que el pasado viernes el Paraninfo Díaz de León tuvo el honor de albergar entre sus paredes.
El mismo honor que expresó el poeta dentro de sus palabras de agradecimiento a aquellos que lo invitaron y a los que gustosos acudieron esa tarde para escuchar de su voz los poemas que le han construido un reconocimiento en la literatura Iberoamericana y en la Lengua Española.
La Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar fue protagonizada en esta ocasión por el poeta sudamericano, quien además impartió un curso titulado “Poesía contemporánea:Â unos cuantos peruanos en mi vida”, realizado del 16 al 18 de junio, en Casa Cortázar y una Conferencia Magistral.
“Hay una fusión de la vida y de la obra de Cisneros en la que no es posible separar lo que es persona de lo que es poema, por lo tanto lo que importa son las inmediaciones de un espectro donde desaparecen los dos Antonios y sólo queda en su lugar el poema, con un rastro indiscutible de ambos Cisneros y nosotros”, estas fueron algunas de las palabras esgrimidas para describir al escritor peruano, por el poeta tapatío Ricardo Castillo.
El tiempo que vuela
El hombre que de una lectura de poemas, a un partido de futbol, elige ver el suceso deportivo, escogió para esta conferencia una serie de poemas que no estarían ordenados por orden cronológico, ya que a de acuerdo con él, “no tiene nada que ver la poesía de un joven de 18, con la de un señor cuarentón.
”Veinticinco años tiene mi alma, nunca el espíritu envejece, a la velocidad del cuerpo, por eso se desconcierta cuando llega la parca”, dijo Antonio Cisneros, para luego interpretar de la mejor manera, la lectura de sus propios poemas que estuvieron divididos en tres partes, primero los de lugares, para luego continuar con los de animales y para finalizar, “a petición del público”, los de amor y desamor.
