El naturalismo mexicano se queda sin voz

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“Era una persona muy estricta en cuanto al conocimiento del idioma, siempre criticaba a quien no empleara bien el español”. Así recuerda la directora de la División de Estudios de la Cultura del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, Dulce María Zúñiga Chávez, la manera “inflexible” en que la catedrática de la UdeG, María Guadalupe García Barragán, fallecida el pasado 13 de julio, se dirigía a sus alumnos, pero no sin dictar las pautas de estudios a seguir, ya que consigo misma “era muy rigurosa y exigía lo mismo de sus estudiantes”.

Zúñiga Chávez, quien se dice afortunada de haber coincidido con García Barragán en diferentes grupos de investigación, y como parte del cuerpo académico de Literaturas Comparadas del Departamento de Estudios Literarios de CUCSH, refiere que ella fue “la gran experta” del llamado naturalismo mexicano, movimiento que se diera a finales del siglo XIX, y del que sobre todo estudió a Federico Gamboa, autor de la novela Santa, así como Victoriano Salado, que escribiera la novela histórica Episodios nacionales mexicanos.

Gracias a la calidad de esos estudios es que a García Barragán “siempre la llamaban” para dar conferencias y ponencias, tanto a nivel nacional como internacional, dijo Dulce María Zúñiga, quien adelantó que pronto se publicará un libro que versará sobre Carlos González Peña, al que ya había estudiado con anterioridad, puesto que “otra de las especialidades” de la académica literaria fue “el rescate de autores”.

La aportación de las investigaciones de García Barragán en el campo de la literatura no sólo va en el sentido de dar luz sobre el panorama estético de las letras mexicanas en dicho periodo, apunta Zúñiga Chávez, sino también en lo histórico y social, dado que realizaba “exploraciones muy profundas” de la biografía de los autores analizados.

María Guadalupe García Barragán, originaria de Guadalajara, aún cuando estudió en esta ciudad hasta el nivel de maestría, y obtuvo el posgrado especializado de Historia Universal e Historia de México, también tuvo la oportunidad de lograr una beca para continuar sus estudios y perfeccionar el idioma en la universidad de La Sorbona en 1954, y de la cual en 1973 conseguiría su doctorado. Aunado a esto, durante 23 años, impartiría clases en la Western Washington University, en los Estados Unidos. Después de haberse jubilado de ese ciclo profesional, llegaría a Guadalajara como profesora titular, por lo que pudo aplicar “toda la experiencia docente que traía”, dando clases en niveles de maestría y doctorado en la UdeG, aparte de la dirección de tesis y de traducciones del inglés y francés; pero sobre todo pudo “dedicarse de lleno a la investigación”, refiere Zúñiga Chávez.

Ya que no existe al menos en el ámbito local, quién se enfoque en las investigaciones que García Barragán realizaba, es que “perdemos a la gran estudiosa del siglo XIX y principios del XX”, señala la directora de la División de Estudios de la Cultura, y agrega que no hay en la Universidad actualmente alguien más que se centre en analizar ese tipo de literatura, porque “la mayoría hacemos estudios más recientes”.

Dulce María Zúñiga dijo que se espera que a través de la convocatoria de la jefatura del Departamento de Estudios Literarios se pueda efectuar en días próximos un homenaje a García Barragán, y no descarta la posibilidad de fomentar una cátedra o seminario en su honor, dado que se le considera como un ejemplo académico a seguir.

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