El estilo de Kurt Vile

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    Hace un par de años, para ser más precisos, en marzo de 2011, escribí en esta misma sección sobre el trabajo del músico estadunidense Kurt Vile. En aquella ocasión mencioné que pese a la joven trayectoria del autor de discos como Childish prodigy y Smoke ring for my halo, era indudable que Vile encarnaba una de las figuras con mayores posibilidades dentro de la escena del rock actual. Wakin on a Pretty Daze, el nuevo álbum del compositor y cantante, es una producción que deja atrás la promesa, para confirmar a Kurt Vile como una realidad total.
    Admirador de la música de Robert John-son, The Kinks y Neil Young, las canciones de Vile se deslizan por la delicadeza y la contundencia, algo que había demostrado en Smoke ring for my halo, su disco anterior, específicamente en los temas “Society is my friend”, “Baby’s arms” y “Jesus Fever”. Con Wakin on a Pretty Daze, Kurt Vile mantiene ese acercamiento hacia lo introspectivo, sin dejar de lado la vitalidad en las composiciones. De los arreglos acústicos combinados singularmente con discretas bases rítmicas electrónicas, hasta los cortes eminentemente rock, este álbum consigue imprimir la condición y el arrojo de un músico joven y con más experiencia.
    “Was all talk”, “Snowflakes are dancig”, “Girl called Alex”, “Shame chamber” y “Never run away”, este último el tema que acompaña el lanzamiento de Wakin on a Pretty Daze, de alguna manera sintetizan la visión de Kurt Vile, una posición que tiene la conexión intrínseca con las andanzas de lo cotidiano.

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