El amor de madre insuperable

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    Hace algunos años que admiré la valentía y la fortaleza que conlleva ser madre. Ese ser extraordinario que ama sin esperar nada a cambio, que se somete a grandes sacrificios y que es capaz de entregar su propia vida.
    Llevar vida dentro y cargar en su propio cuerpo al ser y al alimento con que crecerá un ser humano, es insuperable. Ser madre es entrega, amor, dedicación, caridad, devoción, esperanza, pocas palabras para describir al ser más grandioso de la humanidad.
    En el 2006, Martha Guadalupe, madre de tres hijos, recibió la noticia de que sería madre, pero esta vez de una manera diferente: con mucha valentía transcurriría su maternidad, ya que siendo diabética y con el método de planificación familiar de ligadura por 12 años, “sería imposible su embarazo”. Así lo dijo un médico de la iniciativa privada, quien no la quiso atender.
    Afortunadamente acudió al Hospital Civil nuevo, donde atendieron a la madre y a la bebe, quien debido a las complicaciones de este embarazo enfrentó hospitalización por meses. El motivo fue que la futura bebé al estar en el vientre, padeció de glucosa alta (hiperglucemia), su pequeño páncreas producía mucha insulina, sufría desmayos dentro del vientre materno y a los siete meses fue mejor que naciera vía operación cesárea.
    Alimentada con la leche materna, fue mejorando notablemente y hoy es una niña que todos llamamos “la niña milagro”, pero su verdadero nombre es Carolina. Es una niña saludable, valiente, estudiosa, hermosa y llena de vida.
    Como dice una cita bíblica: “Todo es posible para quien cree”. Al preparar a los hijos a vivir con valentía y honor, para que sean capaces, enseñarlos a amar, a ser agradecidos, valorar, respetar, confiar y tener fe, formaremos futuras generaciones que vuelvan a practicar los valores.
    Esto nos permitirá crear un mundo mejor, creer y desear las cosas de manera positiva, y no dejar esta fecha tan importante sin felicitar a todas las que somos madres en nuestro día.

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