El Cineforo se hace grande

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    Desde que anunciaron la proyección en cinco funciones de la controvertida película de David Cronenberg Crash, extraños placeres (1996), la gente abarrotó la taquilla del Cineforo.
    El dolor de cabeza comenzó cuando un día anterior, el distribuidor avisó a Ernesto Rodríguez, su director, que no tendría la copia de la película sino hasta la una de la tarde.
    “Hablé con Guillermo Vaidovits y me autorizó pagar un boleto de avión a un amigo, para que la trajera. Llegó al aeropuerto de Guadalajara a las cinco y media de la tarde. Llamé desde allá para que vendieran boletos. Comenzamos la exhibición 15 minutos tarde, pero logramos tener la sala repleta en todas las funciones”.
    Así narra Ernesto Rodríguez, actual director del Cineforo, algunas de las vicisitudes que ha pasado y los problemas que implica dirigir un sitio que maneja películas de arte, de las que existen pocas copias, y en la que resulta complicado tener a tiempo las mejores cintas del mundo.
    Este 1 de marzo, el Cineforo cumplirá su mayoría de edad. Inaugurado en 1988, desde la primera película que exhibió, El mensajero (1987), del director ruso Karen Shajnazarov, durante 18 años ha mostrado lo mejor de la cinematografía internacional.
    Hasta agosto de 1994 fue conducido por Lorenzo Figueroa, su primer director; siguió Lucy Virgen, hasta marzo de 1995, para que después Ernesto Rodríguez se hiciera cargo desde el 1 de abril de 1995 hasta la fecha.
    Después de 18 años, la vocación del Cineforo ha sido la misma: apostar por el cine de arte, el más difícil desde el ángulo comercial. No ha excluido ningún género, por polémico que pudiera ser, explica Rodríguez.
    “La característica del Cineforo es la dinámica. Por eso traemos lo mejor del cine: muestras internacionales, el Festival internacional de Guadalajara, el Tour de cine francés, el foro de la Cineteca nacional, el Festival de otoño, nuestros festivales, como el del aniversario del Cineforo, y alguna retrospectiva que podamos hacer de algún director relevante, como los de Fellini o Visconti”.
    El camino para su consolidación en el gusto de los tapatíos ha sido difícil, sobre todo porque en sus inicios la cartelera cinematográfica de los periódicos estaba reservada para las salas comerciales.
    “Además, las funciones eran suspendidas de último minuto por cualquier motivo, sobre todo porque no encontraban un mejor sitio para organizar algún evento. La asistencia, por lo tanto, era mínima”.

    En ningún otro lado
    Ernesto Rodríguez considera que una buena medida fue dar continuidad a las muestras nacionales e internacionales, programar una cartelera de calidad todo el año, aun en vacaciones, y evitar las funciones exclusivas o por invitación.
    “Trainspotting (1996), una cinta de Danny Boyle, fue un suceso en Guadalajara. Agotamos todos los boletos antes de las cinco de la tarde. La exhibimos un solo día en cinco funciones repletas. Tuvimos que volverla presentar. Luego armamos un programa doble con Trainspoiting y la película francesa El odio (1995), de Mathieu Kassovitz, que abarrotó la sala durante cuatro semanas. Esa película ha sido la que más tiempo ha durado en cartelera (cuatro semanas)”.
    Memorable fue también el programa con dos películas de Tarantino: Perros de reserva (1992) y Tiempos violentos (1994). Ha logrado exhibir cintas que por primera vez fueron vistas en México. Destacan los estrenos de La vida es bella (1998), de Roberto Benigni; La mala educación (2004), de Pedro Almodóvar; Bailando en la oscuridad (2000), de Lars von Trier, la nueva versión de Lolita y El crimen del padre Amaro (2002), de Carlos Carrera.
    “Como no tenemos presupuesto asignado, debemos buscar lo mejor del cine para sostenernos con el ingreso de las entradas. Así hemos podido aumentar la calidad del equipo de sonido, contar con uno de los mejores aparatos de proyección de México y remodelar la sala para tener más comodidad y mejores butacas”.

    Miles de películas, miles de espectadores
    Enrique Zepeda tiene 18 años como auxiliar de los tres directores que ha tenido el Cineforo. Desconoce el dato preciso de cuántas películas han proyectado, pero asegura que pueden ser más de cinco mil. “El Cineforo tiene una capacidad para 442 espectadores. Solo el año pasado proyectamos, entre cortos y largometrajes, 503 filmes. En 2005 tuvimos 39 mil 319 asistentes con boleto pagado”.

    “No oigo lo que me gritan”
    José María Guerra tiene 18 años como “cácaro” del Cineforo. “Mi esposa ya se acostumbró a que llegue muy tarde a la casa.”
    Lo invitó a trabajar Lorenzo Figueroa, cuando laboraba en el extinto cine Versalles, localizado en Américas y Manuel Acuña, debajo de la Comercial Mexicana. Por supuesto que ha tenido problemas con algunas películas, pues durante la transmisión se le han roto en algún “atrancón” o “bajón” de luz. “Pero no oigo los gritos ni chiflidos de la gente. Acá adentro todo está cerrado. No tengo ninguna ventana, así que ni cuenta me doy”. Si en el pasado había problemas con las cintas, es porque “usábamos carretes. Sin embargo, desde que Ernesto implementó ‘el sistema de platos’, casi ya no hay accidentes”.

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