Del agua a las construcciones

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    Para la doctora Alicia Loeza Corichi, directora del Laboratorio Bosque la Primavera, adscrito al Centro Universitario de Ciencias Biológico Agropecuarias (CUCBA) respecto a lo ocurrido en las colindancias al Bosque de la Primavera, el tema de fondo es legal, es decir, el otorgamiento de permisos para construir en un área donde no se contaba con todos los requerimientos que para una zona así están diseñados.
    Loaeza Corichi afirma que el futuro del bosque “es poco prometedor, porque estamos viendo que las construcciones continúan, los propietarios siguen siendo, al igual que cualquier otra área protegida, dueños de su terreno, pero están limitados en cuanto al uso del mismo”.
    “Se vale que se haga negocio con las empresas inmobiliarias, pero que se respeten las normas”, dice por su parte el profesor e investigador Jaime Eloy Ruiz Barajas, activista ecológico por muchos años. “Si ellos sabían que no estaban cumpliendo con las normas, pues ahora deben saber que a la larga puede haber sanciones muy fuertes”.
    El investigador hace un extrañamiento sobre la repetición de errores históricos: la falta de infraestructura para la infiltración de agua de lluvia para zonas como la del Bajío, así como de redes pluviales separadas de las redes de drenaje, el cual ha sido una omisión para el valle de Atemajac y se comienza a tener un nuevo efecto de impermeabilización no sólo para la zona de las villas panamericanas, sino también para el valle de Tesistán. Ahora la zona conurbada consta de ocho municipios, con los cuales se podría haber aprendido a no hacerlo.

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