De los animales al baile

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Las tradiciones y costumbres de las diferentes culturas que coexisten en México han sido la principal fuente de inspiración para el ballet folclórico regional. En ellas, los animales desempeñan un papel tan importante que un gran número de representaciones llevan nombres como el toro, el gallo, la iguana y los palomos.

“La mayoría de los sones tienen que ver con los animales, imitándolos, ya que la danza folclórica mexicana es principalmente imitativa, independientemente de la fusión que haya tenido con otros países”, afirma David Jiménez Pineda, director artístico del Ballet Folclórico Infantil de la Universidad de Guadalajara, agrupación que el próximo 3 de julio ofrecerá el espectáculo “Zoo-Danza” en el Teatro Diana.

La elección de esta temática tiene la finalidad de mostrar, a través del baile, la diversidad de significados que la gente otorga a los animales en cada uno de los estados del país y cómo esto se refleja en el vestuario, la musicalización y la interpretación de cada número, aunque traten sobre el mismo animal.

El escenario del Teatro Diana servirá para presentar “El toro” (de Sinaloa), con vestuario típico de ese estado, acompañado de la banda sinaloense; “El toro” (de Veracruz), con vestuario y un conjunto jarocho, así como “El toro” (de Chiapas), acompañado de la tradicional marimba.

La función, que tendrá una duración de aproximadamente dos horas, se dividirá en dos partes: la primera para las veinte piezas folclóricas alusivas al mundo animal, y una segunda que consistirá en trece bailes dedicados a la charrería, representados con música de mariachi en vivo.
   
Gusto por el baile
El espectáculo “Zoo-Danza” es la presentación final del trabajo que realizan los ciento treinta niños que integran los grupos del Ballet Folclórico Infantil —principiantes, A, B, C, D e Infantil oficial— durante todo un año previo.

Se trata de niños de cinco a trece años, entre los cuales hay quienes prefieren la danza sobre cualquier otra actividad como el futbol, las clases de idioma, la natación; pero también hay quienes las combinan.

Uno de ellos es Carlos Eduardo Espinoza, de diez años de edad, para quien la música y el baile significan mucho. Lleva practicando la danza folclórica desde hace cinco años y lo que más le gusta es bailar la música de Jalisco y Veracruz.

“Yo bailo, toco el piano y estudio. Ojalá más niños se animaran a bailar, que no les diera pena, aunque les digan que esto es nomás para las niñas, porque es un orgullo representar a nuestro país, bailar el ‘Son de la negra’, ‘El jarabe tapatío’ y ‘La culebra’”.

Existen muchas otras actividades que estos niños podrían realizar en lugar de bailar, dice David Jiménez, pero una vez que los niños y niñas se presentan a las clases —ya sea por su propia iniciativa o porque los traen los padres—, ya no quieren irse.

“Es raro el niño o la niña que por sí solo diga ‘Yo quiero bailar’, llegan aquí porque las mamás los traen, pero en seguida se ve el niño que tiene la habilidad o que quiere aprender”, dice el también bailarín.

Apreciar el talento local
La expectativa del espectáculo “Zoo Danza” es llenar el Teatro Diana, objetivo que se logra gracias a los familiares de los propios niños, según cuenta su director artístico, pero se pretende ir más allá y captar la atención de gente ajena a la agrupación artística.

“En Jalisco específicamente, sigue habiendo esa cultura de no asistir a los espectáculos manejados por asociaciones o instituciones públicas, la mayor afluencia que tenemos es por los propios familiares, pero aún así, regularmente se llena el teatro”, dijo.

David Jiménez invita a darse cuenta de la calidad y el talento de los niños que integran el Ballet Folclórico Infantil, ya que muchos de ellos llegan a ser bailarines profesionales que representan a Jalisco en distintas compañías de baile en el país.

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