Sí hay responsables de lo sucedido a los habitantes de las colonias ubicadas en las faldas del Cerro del Cuatro: en primer lugar, los presidentes municipales de los municipios de Tlaquepaque y Guadalajara, que desde el año 1996 al 2003 permitieron que se continuara fraccionando el Cerro del Cuatro y con ello dieron lugar a una bomba de tiempo en materia de protección civil. En segundo lugar, el director de la extinta Comisión Estatal de Ecología, hoy llamada SEMADES, por no implementar un programa que le fue presentado en su momento, por su servidor, para rescatar los pocos espacios del cerro que aún quedaban sin fraccionar y hacer ahí un parque ecológico con zonas de reserva, de esparcimiento y de amortiguamiento, que hicieran frente a los altos índices de contaminación de la zona de Miravalle. En tercer lugar, los gobernadores Alberto Cárdenas y Francisco Ramírez Acuña por omisión, no tomando las decisiones adecuadas para frenar a los fraccionadores y paracaidistas que estaban lucrando con la venta de terrenos, no aptos para vivienda, con la complicidad de los presidentes municipales. Por ello, los que en su momento tuvieron la oportunidad de evitar esta desgracia tomando las decisiones correctas y no lo hicieron, prestándose a actos de corrupción y tráfico de influencias. Hoy que se ha presentado la primera víctima, la sociedad debe recordarles que como funcionarios no actuaron con ética y responsabilidad social, y por tanto debería de inhabilitárseles para ejercer cargo alguno. Ya que, lo que pudo convertirse en un parque ecológico hoy se encuentra convertido en una bomba de tiempo para todos aquellos que habitan en las faldas y límites del Cerro del Cuatro, pues los deslaves se seguirán presentando con menor o mayor magnitud, dependiendo del tipo de precipitaciones fluviales que se den en la zona, esto ante la falta de vegetación y arbolado que detenga la erosión del cerro. La mejora dependerá también de funcionarios honestos, inteligentes y visionarios, que se preocupen y ocupen de trabajar por la comunidad y no sólo por llenarse de dinero sus bolsillos.
