“El sexo mueve al mundo”: quizá este es uno de los conceptos más antiguos de la humanidad. Sin embargo, René Girard, crítico literario, historiador y filósofo dice: “Todo gesto, signo o símbolo erótico, enlaza con el absurdo en que culmina la experiencia sexual. El concepto occidental de amor como unión armoniosa del alma y el cuerpo está, evidentemente, descartado: el divorcio del hombre y el mundo, consumado por el erotismo, supone forzosamente la incomunicabilidad del espíritu y la materia”.
En relación a esa falta de comunicación entre alma y cuerpo, Atrapados, la nueva puesta en escena de Guillermo Covarrubias, tiene como telón de fondo el laberinto del sexo y sus posibles salidas. La obra, dividida en dos partes, está compuesta por nueve monólogos en los que exponen distintas circunstancias: extorsión, amores fingidos, relaciones bisexuales, intercambio de parejas, violación, prostitución masculina, VIH, drogas, suicidio y discriminación.
“El teatro es un medio para denunciar o ventilar situaciones que pensamos pueden mejorar o ser diferentes”, menciona Guillermo Covarrubias. Añade sobre el trabajo de dirección: “Hicimos mucho análisis y lectura. También trabajo de investigación con personas: les preguntamos cómo veían estos temas. Fue observar cómo enfrenta la gente estas problemáticas, como las resuelve o no”.
Atrapados agrega un componente que el equipo de producción denomina “After party”, una especie de espacio de análisis en donde se pone a discusión lo visto en la obra. Además, la puesta en escena conjuga el teatro físico después de cada tres monólogos. La intención es crear una atmosfera que brinde un respiro a los asistentes, según dice su director.
La obra cuenta con la participan de Augusto Carriles, Carlos Mestas y Óscar Rodríguez, actores con experiencia y trayectorias distintas, que unen esfuerzos para desarrollar esta historia.
