Andrés Haro

1222

¿Cómo fue el proceso para musicalizar “El Ánima de Sayula”?
Dividí el poema en veintiséis partes, que consideré que daban la posibilidad de hacer canciones individuales. No es una gran canción que lee todo el poema, sino veintitantas que lo van contando. Nos dimos algunas licencias musicales, como repeticiones o sustituciones mínimas. Existe una versión popular del poema y una culterana, y ésta es la que utilizamos. La culterana fue la que publicó el Gobierno del Estado de Jalisco. Yo escogí la instrumentación, y decidí utilizar el son jalisciense como médula espinal del proyecto. La instrumentación es la del mariachi tradicional: dos violines, una vihuela, un guitarrón y una guitarra, aderezada con sintetizadores, pero esto último sólo en las transiciones. Las voces son el barítono, que es el narrador, el ánima; un contratenor, y el personaje de Apolonio que es tenor.

¿Por qué usaron la versión más culterana?
Me pareció de más gusto. Fresa que soy, me pareció que era mejor. Más adecuada para el Teatro Degollado.

¿La intención de fondo para llevar a escena “El Ánima de Sayula” es para recuperar las tradiciones?
Este poema se escribió a finales del siglo XIX, y en el siglo XX tanto nuestros abuelos como nuestros padres estaban al tanto de él, pero luego se perdió su continuidad. Y sí hay un deseo de recuperación de la tradición jalisciense. Estamos invadidos por cuentos que vienen de otros países y culturas, y no por eso son malos, pero, como dicen, “también en Jalisco hace aire”.

Si la instrumentación es muy tradicional, ¿por qué usar una voz contratenor al lado de un tenor y un barítono?
Queríamos que se entendiera muy bien lo que se iba a cantar. El centro es el poema. No queríamos una instrumentación rockera donde la voz queda relegada, queríamos que la voz fuera protagonista, así que mejor utilizar técnicas vocales donde la dicción es perfecta y hay proyección de la voz, así que optamos por cantantes de música clásica, como Cumplido y Calderón, pero con un sesgo mariachero con Quezada, que se ha desempañado más en lo popular.

¿echar mano de una voz contratenor también es por la atmósfera que le da al personaje?
Así es. No quisimos caer en el lugar común de que los muertos sean solemnes y graves. El ánima es gay y quisimos que fuera gozosa, jocosa, y porque se alburea a un vivo. Entonces, ya que la voz contratenor es muy poco común en la lírica popular, la usamos para quitar lo oscuro, para que fuera chistoso, porque el poema finalmente es humorístico.

¿La elección del Teatro Degollado obedece a algún requerimiento técnico?
No. Es un regalo que nos hace el destino. Cuando estábamos componiendo no sabíamos dónde se iba a presentar, pero las circunstancias nos llevaron ahí. El teatro es un marco inmejorable para el montaje escénico, pero podría hacerse en cualquier lugar.

¿Qué tan difícil fue la adaptación musical del texto?
Para nada. A mí se me ocurrió musicalizarlo al estarlo leyendo. El poema tiene muchísima música. Estoy acostumbrado a trabajar en rimas consonantes, con cierta métrica, así que al leerlo encontré lo musical. Fue relativamente fácil.

¿musicalizar “El Ánima de Sayula” permite que los escuchas se apropien más del texto?
Sí, porque vivimos tiempos de inmediatez. La memoria ha venido a menos, en este caso para un poema. La música ayuda mucho a que se fije. Yo me lo aprendí.

Artículo anteriorInformes sobre la situación económica, las finanzas públicas y la deuda pública
Artículo siguienteDirectores de División Red Universitaria Período 2016-2019