Amahl y los visitantes nocturnos

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    Una estrella con cola de fuego. Un pez. Un jaguar. ¿En una obra navideña? La imaginación infantil puede incorporar estos y otros elementos. Inexistentes ellos en las clásicas pastorelas de primaria donde los protagonistas son los niños que visten de diablo con cola y cuernos o los que se ponen unos turbantes y se pegan peluche para asemejar las barbas de Melchor, Gaspar y Baltasar, los tres reyes magos. Aquellos que fueron a llevarle regalos a Jesús, nacido en Belén, según la historia bíblica.
    Pero en la versión del italiano Gian Carlo Menotti (Cadegliano, 1911), son dos niños los que reciben el respeto de los magos de Oriente: Amahl y Jesús.
    Amahl incorpora esos elementos: el pez, el jaguar, la estrella con cola de fuego, “los visitantes nocturnos”. Y también otros: la ópera, la danza, la coreografía, al menos en la versión del director tapatío Moisés Orozco, quien dirige a casi 40 actores en escenas de distintas disciplinas.
    El pesebre en esta ocasión será la capilla Tolsá, del Instituto Cultural Cabañas. No habrá que esperar hasta el 6 de enero. La obra se presentará del 13 al 16 de diciembre, a las 20:30 horas, en dicho pesebre.
    Amahl y los visitantes nocturnos es una obra tierna. Narra la historia de un niño con una pierna coja. Toca la flauta y ve seres extraños, como el astro luminoso con cola de fuego. Su madre, lo tira de a loco y piensa que sufre alucinaciones por el hambre que les acecha.
    Tampoco le cree cuando ve llegar a los tres Reyes Magos, quienes se hospedan en su humilde morada. La madre, desesperada por la pobreza que está sufriendo con su hijo, intenta robar algo del oro que llevan los reyes a Belén, pero su intento es descubierto por el paje. Tras una escaramuza en la que Amahl defiende a su madre, el niño se ve milagrosamente curado de su cojera y decide unirse a los magos en su viaje, para obsequiar su muleta al recién nacido Jesús. La obra de Menotti mereció en su época un premio Pulitzer por su calidad literaria.
    La adaptación del inglés al español y el elemento operístico para un público tapatío ha costado horas de trabajo y sudor en el centro cultural Tlatoani, al que pertenecen varios de los integrantes de la obra.
    De acuerdo con el director de Amahl y los visitantes nocturnos, la apuesta por la ópera, “que no ha sido muy explorada” en Guadalajara por Tlatoani, “es un reto para el teatro local”. Con 30 años de experiencia como director, Orozco había esperado el momento para incursionar en el género. Leyó la obra, le gustó y decidió dirigirla.
    “Todo empezó como un proyecto con un grado de interés mediano, con morbo quizá de lograr hacer una ópera con pocos recursos y gente que empieza. Es una apuesta tanto de los cantantes como de mi parte de tratar de que el actor o el cantante tapatío sea escuchado y visto en los mejores escenarios de Guadalajara”.
    Orozco cree en sus actores, en sus cantantes. Difiere de la madre de Amahl. Cree que la obra “romperá con lo establecido”, porque “no es una pastorela”.
    Amahl y los visitantes nocturnos se presentará desde el 13 y hasta el 16 de diciembre, en la capilla Tolsá, del Instituto Cultural Cabañas, en punto de las 20:30 horas. El costo de los boletos es de cien pesos y se pueden adquirir en el centro cultural Tlatoani (Liceo 262, casi esquina con Reforma).

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