Alivio para quemados

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Durante más de diez años, la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Civil Fray Antonio Alcalde ha llevado un registro detallado de los pacientes con quemaduras graves que llegan ahí para ser tratados.

Este registro ha permitido definir las características de sus pacientes pero también determinar que los accidentes, las imprudencias e incluso los intentos de homicidio son las principales causas por las que los pacientes sufren quemaduras.

En los niños, la causa más común sigue siendo por accidentes en el hogar, sobre todo en el manejo inapropiado de líquidos muy calientes; mientras que en los adultos tratados, cuyas edades oscilan generalmente entre los 30 y los 38 años de edad, las lesiones son producto de exposición a fuego directo en distintas modalidades.

Una de ellas, la cual ha estado incrementando, es por intentos de homicidio, explicó el residente de segundo año de la Unidad de Terapia Intensiva, Miguel Ángel Ibarra, quien dedicó más de tres meses al análisis de los datos generados en estos últimos diez años y los plasmó en un artículo publicado en la revista internacional especializada Burns.

“Como está la seguridad actualmente, están llegando cada vez más pacientes por intento de homicidio, casos relacionados con el narcotráfico, de Michoacán por ejemplo, les prenden fuego intencionalmente… Ellos casi siempre fallecen; cuando es intencional, siempre se cumple el objetivo”.

Explicó que el riesgo de muerte de un paciente con quemaduras está estrechamente ligado a la cantidad de superficie del cuerpo que haya sufrido el daño. Así, mientras mayor sea éste, la probabilidad de morir aumenta, ya que las heridas por quemadura requieren de un cuidado minucioso y especializado que no cualquier hospital puede brindar.

En el caso de la Unidad de Terapia Intensiva, sólo se da atención a pacientes denominados “gran quemados”, es decir, aquellos cuya superficie corporal quemada supera el 20 por ciento del total de su cuerpo. La mitad de estos pacientes muere en la primera semana después de su ingreso.

“En países en vías de desarrollo como México, en pacientes que tienen más de la mitad de sus superficies quemadas, la mortalidad llega al cien por ciento, y con nosotros es del 75 por ciento. Lo estamos haciendo bien a pesar de no ser una unidad especializada”, dijo Miguel Ángel Ibarra.

Además de conocer los patrones de personas atendidas, un objetivo más del trabajo realizado por el residente fue el de detectar los factores de riesgo que tienen los pacientes una vez internados en la unidad médica, para reducirlos al máximo y así disminuir sus índices de mortalidad, los cuales se encuentran por encima de otras clínicas del mundo.

Entre  las razones, dijo el residente, está el hecho de que la Unidad de Terapia Intensiva no se especializa en pacientes quemados y no cuenta con la infraestructura que se tiene en otros hospitales.

“Además, nosotros sólo aceptamos a los que tienen un gran porcentaje de su cuerpo quemado, y en otras unidades especializadas del mundo no, aceptan a los que tienen quemaduras mínimas, por eso nuestras estadísticas de sobrevivencia no son las mismas, porque nosotros aceptamos a aquellos que tienen que intubarse, o que tuvieron fracturas”.

Otro riesgo tiene que ver con el trato de la herida, pues cada paciente requiere de una serie de aseos quirúrgicos para evitar infecciones, y en muchos casos es necesario hacer injertos de piel, los cuales por falta también de recursos no siempre son proporcionados.

“Es uno de los temas pendientes, pero desde hace año y medio contamos ya con un broncoscopio que sirve para limpiar los pulmones que resultaron con quemaduras, para evitar infecciones, próximamente tendremos uno más, ya que la misma universidad está tramitando el apoyo”.

A pesar de la escasez de recursos, la Unidad tiene índices similares a hospitales de Europa, e incluso superiores a una clínica también especializada en Bélgica.

Para la realización del artículo, Miguel Ángel Ibarra tuvo apoyo de colegas como Quetzalcóatl Chávez, también residente, y para su publicación en una de las revistas especializadas más importantes, tuvo que pasar por la revisión de expertos a nivel internacional.

“En México la información que se genera no sale a la luz, se queda aquí, no se reporta a nivel mundial”.

El artículo “Experiencia a diez años con pacientes de quemadura mayor, una unidad de terapia intensiva no especializada”, está en línea en la página de la Revista Burns, desde diciembre del año pasado, en febrero se le asignó un número de indexación y en las próximas semanas será publicado en la edición impresa.

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