Ajedrez jaque mate al ocio

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    Dicen los jugadores que el ajedrez es como la vida. El tablero es la tierra misma y tú tienes la dirección y el control de tus decisiones. Como aliados cuentas con un ejército de ocho peones, dos caballos, dos torres y dos alfiles, que podrían ser las virtudes o dones del participante. Eres el rey de tu espacio. Hasta posees una compañera, la reina, que también protege y defiende la comarca.
    Para conservar el territorio y conquistar el de tu adversario debes usar el intelecto. Usas la memoria para recordar los movimientos del contrincante, desarrollas una táctica para agotar sus piezas y planeas la estrategia para cantarle su muerte: jaque mate.
    El espacio único en el que se desplaza el ejército equivale a 64 casillas. En ese microcosmos, el jugador, como en la vida, debe concentrarse para resolver un asunto. Contempla, espera, analiza las opciones y ataca con imaginación y creatividad.

    El juego de la guerra
    Hasta ahora, el ajedrez no pertenece a un género definido: ¿tablero microcósmico para desarrollar la magia de la conquista?, ¿es solo un juego?, ¿una ciencia?, ¿un deporte?, ¿un método para adquirir estrategias emprendedoras?, ¿una técnica arcaica para el aprendizaje de actitudes, conceptos y procesos?, ¿un ejercicio de concentración y de gimnasia intelectual?, ¿o es todo eso junto?
    El origen del tablero y sus piezas resulta desconocido, pero existen varias teorías sobre su procedencia. La mayor parte de la información en internet remite a los lejanos desiertos míticos de oriente.
    Una leyenda sitúa el nacimiento del ajedrez en la India. Su inventor, un brahmán llamado Sissa Ben Dari, lo concibió para distracción y ocio de un rey.
    La versión más aceptada dice que surgió alrededor del siglo VI, ya en la era cristiana. Se le conocía como chaturanga o “juego del ejército” y podían participar de dos a cuatro jugadores.
    En manos de mercaderes y comerciantes, el ajedrez llegó primero a Persia y después fue conocido en toda Asia. Más adelante los árabes lo estudiaron a profundidad y se percataron de que estaba muy relacionado con las matemáticas. Escribieron varios tratados y aparentemente fueron los primeros en formalizarlo y escribir sus reglas.
    Entre los años 800 y 900 después de Cristo, el ajedrez se difundió en Europa. Primero llegó a España, de la mano de la conquista árabe, con unos moros que quizá se habían inspirado en este juego. Tras la apertura de las rutas comerciales de aquellos días, se extendió a los demás países europeos.
    Así llegaría hasta América, trasladado por los conquistadores españoles, quienes probablemente también encontraron su musa bélica en el famoso juego de la guerra.
    ¿Deporte mental?
    En el ajedrez hay mucho de creación. Durante una partida, mover la ficha adecuada puede parecerse a encontrar la palabra o el recurso estético preciso con que el artista doblegará al presunto oponente que es el espectador o el lector.
    No es de extrañar, por tanto, que un escritor como el mexicano Juan José Arreola, para quien el ajedrez y no la literatura ocupó la mayor parte de su vida, comparase la imposibilidad de este juego ciencia con la de la lírica: “La poesía es imposible para el hombre, está más allá de su capacidad. Pablo Neruda, el trato con él, el trato con otros poetas, siempre me dieron esa medida… Entonces agarré de pronto la idea de que el ajedrez es el único juego que vale la pena jugar porque nos sobrepasa, como las piezas de Shakespeare, las novelas de Dostoievski o los grandes poetas de la humanidad que han hecho algo que se acerca a lo imposible… Me di cuenta de que el ajedrez es imposible para el hombre, está más allá de su alcance. Las posibilidades de movimientos que se pueden hacer son verdaderas monstruosidades”.
    El maestro nacional, según las estructuras de la Federación Internacional del Ajedrez (FIDE, por sus siglas en francés), Ramón Alejandro, lo describe como “un elemento de gran valor en todos los niveles de la educación”, ya que según su experiencia “el jugador desarrolla capacidades intelectuales y forja su carácter”.
    El ajedrez despierta aptitudes como la concentración, atención, memoria visual, capacidad de síntesis, análisis y razonamiento lógico matemático, imaginación y creatividad, añade el también estudiante del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI).
    “Esto va a repercutir no solo en el expediente académico de un alumno sino también en una madurez personal. Con la práctica, el estudiante se mantiene ocupado de cierta manera. Evita el ocio improductivo, que es causa de delincuencia y drogadicción.
    “El ajedrez es como la vida diaria ya que te enseña a pensar. Una persona con problemas por lo general no busca alternativas ni variantes. El ajedrez te enseña eso, a buscar opciones y variantes. En la cotidianidad, una persona desconoce cómo resolver su vida, o sea, no encuentra las alternativas ni las variaciones para determinar la mejor solución”.
    Por años, Susan Polgar, originaria de Budapest, fue campeona mundial femenil. Hoy, a sus 36 años, retirada de las competencias, encabeza la fundación que lleva su nombre, la cual pretende difundir en forma no lucrativa las bondades de este juego en el mundo.
    “Indiscutiblemente el mundo sería mejor si se practicara más el ajedrez”, dijo para el periódico La Jornada, hace poco más de dos meses.
    “El ajedrez desarrolla la mente, ayuda a la concentración, contribuye a enfocar las situaciones, enseña a ser paciente y a pensar en forma lógica”, añadió la aún reina de los tableros, quien ahora en su papel de promotora se dedica a dar partidas de exhibición en muchos países e integra el equipo olímpico de Estados Unidos, su país adoptivo desde hace 10 años.

    La universidad
    en el tablero
    Por sus beneficios intelectuales y provecho en cualquier sistema educativo, el profesor de historia y reconocido benefactor del ajedrez en el CUCEI y las prepas 12 y 13, Jaime Sau Aguayo, propone extender este juego a toda la Universidad de Guadalajara.
    “Lo que nos interesa es su masificación en la Universidad. En las prepas con talleres de ajedrez se ha levantado el nivel académico. En Europa este constituye una opción desde primaria hasta facultad. En el caso de China e India, es el primer deporte ciencia. Es más, la actual campeona proviene de China”.
    Ante la propagación de las drogas en centros universitarios y preparatorias, apuntó, popularizar el ajedrez será un buen ejercicio para reducir el impacto negativo de los estupefacientes.
    “La masificación de la droga tiene a los chavos sin deseos ni de estudiar ni de trabajar. Y los chicos son buenos, son hijos de obreros. Hay gente superdotada en todos lados. Niños con capacidad intelectual, brillantes, pero sin recursos ni medios. Les ponen la droga, y ¿qué pasa? El ambiente los chupa”.
    Sau Aguayo tiene una estrategia: fundar una asociación civil de ajedrez, adscrita a la UdeG, “donde esté incluido todo el protocolo universitario, con el Rector a la cabeza, y los planteles den continuidad a los trabajos.
    “Al popularizar cualquier deporte se eleva la calidad académica. En la Preparatoria 13 teníamos alrededor de mil 200 jugadores. Después de un tiempo de entrenamiento fuimos campeones nacionales”.
    Mencionó que ya han dialogado con los rectores del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) y de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), y se han mostrado positivos al respecto, aunque no han recibido un apoyo completo por parte de la Coordinación de Cultura Física y Deporte, ya que el ajedrez todavía no es considerado entre las disciplinas deportivas de las universidades en el país.
    Apenas el 13 de octubre pasado, el consejo directivo y coordinadores regionales del Consejo Nacional del Deporte de la Educación (Condde) acordaron en el Distrito Federal convocar al ajedrez para las actividades estatales del Condde y analizar su inclusión en la próxima Universiada, a celebrarse en Mérida, Yucatán, del 27 de mayo al 8 de abril de 2006.
    “Ante los hechos y con la propuesta seria que el consejo directivo del Condde presentará a la junta de rectores y directores del propio organismo, creo que para finales del presente mes se autorizará que nuestra disciplina deportiva por fin tenga la participación en la máxima justa deportiva estudiantil. Espero sinceramente poder comunicar a finales de octubre que el deporte ciencia es la disciplina 14 de la Universiada”, escribió el miembro del consejo, Alejandro González Bringas, a la red de consejeros, coordinadores y miembros del organismo.
    El cubano Sau Aguayo señaló que la propuesta es importante, pues abarcaría a esta casa de estudios, aunque, rectificó, “hay muchos conservadores que no quieren que los chavos piensen. No les interesa cambiar las estructuras erróneas que ya tenemos. Es obviamente un problema generacional: los jóvenes empujan el sistema de los viejos, y estos no quieren perder poder”.
    La titular de la Coordinación de Cultura Física y Deporte en la UdeG, Georgina Contreras, especificó que no le han brindado al ajedrez los privilegios de las demás actividades porque no cuenta con el respaldo directo del Condde:
    “Coordinamos eventos de ajedrez en preparatorias, pero se respaldan con el presupuesto otorgado por Rectoría a cada plantel de bachillerato. En el nivel superior no se tiene previsto este juego. Existen solo los deportes que nos marca el Condde”.
    Aseguró que si el Condde incluye al ajedrez junto con el resto de las disciplinas, la Universidad hará lo mismo.

    Los “máster” del ajedrez

    E n la UdeG surgieron cuatro jugadores con calidad nacional: Ramón Alejandro, David Meléndrez, Paulina y Karla Montero González, hermanas.
    Según el puntaje de la FIDE, Alejandro es maestro nacional con dos mil 28 puntos, así como Paulina y Karla, con mil 913 y mil 979, respectivamente. David se halla en la categoría de experto nacional, a pesar de sus dos mil 74 puntos, que reunió en tan solo año y medio.
    “Cuando participé hubo un cambio, en el cual me contabilizaron como experto nacional”, explicó David. Lo más seguro es que en las próximas competencias ya sea maestro, pues solo le faltaría medio punto.
    Sus primeros pasos fueron en la presidencia municipal de Guadalajara, frente a la catedral, “con los señores que juegan ahí”. Sus mejores aprendizajes los adquirió en libros del ruso Gary Kasparov y en internet.
    “Era fanático de jugar horas y horas en la red. Más que nada en salas internacionales, con participantes de Estados Unidos, Europa y Japón. Es ahí donde te encuentras a rivales más fuertes. A veces te ponen a jugar contra su propia computadora para ganarte”.
    Ahora participa en el club del CUCEI y la prepa 12, donde todos los días se juntan varias personas de diferentes edades, desde las 11:00 hasta las 17:00 horas.
    Las hermanas Montero aprendieron de su padre, un ex jugador, campeón nacional en dos ocasiones.
    Para Karla, “el ajedrez ayuda a tomar decisiones importantes, que deben solucionarse justo en ese momento. Por ejemplo, al contestarle a algún profesor. Te da también la capacidad abstracta para entender las cosas, para concentrarte y tener buena memoria”.
    Empezó desde los nueve años, va en el tercer semestre en la prepa 5 y el pasado 21 de octubre viajó junto con su hermana a Pachuca, para competir por un sitio en la olimpiada mundial del próximo año.
    Paulina estudia ingeniería química en el CUCEI. Dice que mientras más gente se interese por este juego del intelecto, habrá un mejor nivel en el país. Ahora hay poca competencia.
    Todos ellos participarán en la próxima competencia internacional Carlos Torres, que será efectuada en Yucatán a fines de diciembre, donde esperan vencer a buenos jugadores, para aumentar sus puntajes.

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