Y los idiotas despertaron

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15--MARZO----2009-------------12FOTO: LUIS CORTES------------IMAGEN DIGITAL-------------ESPECTACULOS-----------------------PRESENTACION DEL GRUPO INGLES RADIOHEAD EN EL FORO SOL DE LA CIUDAD DE MEXICO.

La era del hielo se acerca. ¿Quién se salvará? La noche se cierra y los idiotas (algunos) nos ocultamos bajo falsas capas de plástico azul. Y todo parece falso, las gradas enormes, el suelo acolchonado, los letreros de neón, la cerveza tibia, los burritos chiclosos, los ácidos bajo la lengua, el cielo que parece bajar en forma de lluvia ligera —gotas de plástico derretido—, el infierno de Dante: 50 mil personas a la espera de una palabra que los salve. Radiohead sale al escenario, “15 Step” comienza, vienen por todos nosotros / uno a uno / será suave como tu almohada.
El silencio puede venir de un estruendo. La nada puede ser luminosa. Miles de rostros inmóviles —esto no está sucediendo—, juegos artificiales y huracanes salen del escenario en forma de destellos, pero parece que nadie se ha dado cuenta. Somos guerreros de terracota petrificados ante la estela nuclear, pompeyanos ensimismados en pensamientos perfectos. Y es Thom Yorke el que da el alarido que despierta a la multitud. Y vienen por todos, el sacro imperio romano, tú y toda esa armada, escóndete. Vamos al bosque, ahí, ahí, que viene el gran ladrón, el aclamado embustero.
¿Y quiénes son estos ingleses que vienen a despotricar acerca de una civilización en ruinas (the panic, the vomit)?, ¿quiénes son estos artistas que encuentran en un supermercado la metáfora de toda una era? (pragmatismo, no idealismo reza el monólogo electrónico de OK Computer). Son sólo un grupo de músicos, una banda llamada Radiohead (cabeza de radio), unos hombres de Oxford que se asemejan más a un quinteto de weirdos con mal aliento.
¿Cómo desaparecer por completo? esto no está pasando / no estoy ahí / no estoy ahí, y los asistentes al extraño espectáculo miramos al escenario como esperando un prodigio. Pero es el canto de Yorke lo que rompe el conjuro y emerge como un lamento infinito. Su voz parece quebrarse a cada momento y sin embargo continúa y continúa. Im not there / Im not there / This isn’t happening… y de repente todas las ballenas del océano cantan y el cielo y la tierra se unen por un momento en el tiempo.
Mejor ser paranoicos que androides, las letras de Radiohead han señalado siempre la desnudez del poder, de las religiones, de los dogmas. Al mismo tiempo han alertado sobre la sociedad mediatizada, expuesta en su ignorancia a la persecución totalitaria: esto es lo que te ganas cuando te metes con nosotros reza “Karma police”, una de las canciones del que para muchos es el mejor disco del siglo XX, OK Computer.
Bajo nuestras capas de plástico de 20 pesos sólo se ven rostros absortos, ¿la razón?, probablemente nunca presenciaremos algo igual. Estamos frente al Pink Floyd de nuestra generación. A ellos la guerra les amputó el alma, a la banda de esta noche los mueve una batalla espiritual contra las nuevas invasiones bárbaras. El consumo, el cinismo mediático, la tecnología que aliena, la indefensión de un eterno retorno. Cincuenta mil sombras bajo el frío de la Ciudad de México. Veo a los rostros distorsionados, veo a los ojos de grandes pupilas, veo sus miradas inconmovibles. Somos los verdaderos nihilistas de la historia, endemoniados con un montón de droga en el sistema nervioso tratando de mitigar la paranoia.
Las canciones de Radiohead comienzan casi siempre en un susurro que aumenta hasta reventar las moléculas del aire. Es el jazz, el blues, el progresivo, el rock que nace de una nota desnuda y explota en nuestra cara. Y hay canciones que coquetean con el infinito. Cuando la guitarra de Jonny Greenwood degenera en música electrónica. Uno de los mejores ejemplos es “Jigsaw falling into place” (exactamente a la mitad del concierto), que comienza tímidamente hasta que la batería de Phil Selway rompe la estructura y la melodía se abre en diferentes vertientes, y viene la advertencia: cierra el circuito de cámaras / antes de que entres en coma y la voz de Yorke narra la persecución, el Universo entero se cae sobre nuestras cabezas y nadie se ha dado cuenta, el Aleph se quiebra (¿como el átomo?) y comienza una fuga que no presenta un límite aparente, al final es mejor bailar y bailar (just as you dance, dance, dance…).
La amnesia es la constante en los espectadores. Todo el movimiento de las personas o se mecaniza o se vuelve imperceptible. El frío hace delgado al aire y la música fluye como una navaja sobre el hielo. Y es el primer plano del rostro de Yorke en “You and whose army” lo que nos hipnotiza, su imagen distorsionada en las pantallas, su expresión de demente, su ojo muerto que se acerca una y otra vez. Somos testigos del trance del vidente. Ya viene, ya viene / el sacro imperio romano…
¿Quién se salvará?
La lluvia ácida da cabida a la lluvia luminosa. Sobre el escenario los músicos parecen números bajo un código de barras. Una imagen que se acentúa al entornar los ojos. El rush de la droga da paso al éxtasis auditivo. La construcción de las canciones es obra de alquimistas. De dónde surge este sonido tan doloroso y potente. Ni los zoom fragmentados en cada uno de los músicos dan una explicación del origen de esta música inquietante. “Idioteque” se despliega… somos todos pasajeros de un Pequod a la deriva, Thom Yorke es el Ahab que reta a Dios a un duelo a muerte. Ice age coming, ice age coming grita el capitán enloquecido. El Fin del Mundo se aproxima y yo me pregunto por qué nadie salta y se pone a salvo. Women and children first / and the children first / and the children…
Y después de dos encores, cuando las respiraciones parecían normalizarse por primera vez, llega la canción que terminó por enterrar al moribundo grunge. Una letra que describe la soledad en una época confusa. Creep suena y nadie puede creerlo. Si nunca la tocan, si incluso dicen que la detestan porque fueron conocidos durante mucho tiempo por esta canción que se asemeja más a un patético grito adolescente.
Pero después de todo quién no quisiera tener un cuerpo perfecto, un alma perfecta, en un mundo hermoso.

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