Viaje al fin de la ruta

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080227 ciudad y region fotos de personas abordando y pagando camiones en el centro de la ciudad. foto giorgio viera.

Cuando se termine de construir el primer corredor –por la calzada Independencia– donde circularán los autobuses articulados en carriles confinados, lo que significa el comienzo del plan integral de movilidad para la zona metropolitana de Guadalajara, poco más del 90 por ciento del transporte de esta metrópoli permanecerá sin reestructurarse.
Cuando esto suceda nos encontraremos en los albores del año entrante y una gran cantidad de pasajeros de los camiones urbanos tendrán que seguir padeciendo muchas de las molestias que actualmente soportan y que no podrán desaparecer, ya que datan de una “cultura camionera” desde hace muchos años.
Los números así lo marcan: del total de viajes, que según estimaciones de los últimos estudios sobre los usuarios del transporte público tapatío, consisten en 3.4 millones de viajes persona/día, sólo 130 mil, y hasta un máximo de 170 mil, podrán moverse a bordo de los Macrobuses, a pesar de que serán retiradas 200 unidades del transporte tradicional que circulan ahora por la calzada Independencia.
El profesor investigador del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño de la Universidad de Guadalajara (CUAAD), Mario Córdoba España, reconoce que con el primer corredor sólo se atenderá al 8 por ciento de la demanda con una nueva propuesta de movilidad, y esto implica que el resto se quedará como está. “Estas intervenciones, para que tengan un efecto más contundente, deben tener una red más amplia, más significativa para la movilidad de la ciudad. Imagínate, entre 1989 y 1993 apenas se construyeron 25 kilómetros que conforman el tren ligero, pero cuando se hace esta red, nada sucede con el transporte convencional”.
Explica Córdoba que el transporte de antes, el mismo que ahora está, no se modifica, ni siquiera se reordena con base a un sistema tronco alimentador, en este caso del tren, y continúa la competencia entre empresas, rutas y unidades, que muchas muertes ha causado.
Recuerda que sí existió un pequeño paréntesis de rutas alimentadoras del tren eléctrico, “pero se quitaron porque las empresas del transporte convencional se quejaron de pérdidas. Si en este nuevo sistema de corredores no se hace un reordenamiento del sistema convencional de más largo alcance, los efectos van a ser muy locales y eso hay que cuidarlo, pero si se intervienen los dos polos que concentran la más alta cantidad de viajes, como son la calzada Independencia y el eje Alcalde – 16 de Septiembre, con eso sería suficiente para reordenar el resto del transporte”.
En esos dos polos de la ciudad, la Calzada y Alcalde – 16 de Septiembre, se estima que convergen el 50 por ciento de todas las rutas que circulan por la ciudad y por eso para los especialistas la clave se encuentra ahí y si se consigue establecer un sistema de corredores de movilidad “puede ser el detonador obligado del reordenamiento del transporte convencional de la ciudad. Porque entonces, si el concepto es un sistema tronco alimentador, por consecuencia tiene que reordenarse todo el modo de operar del transporte convencional en esa nueva configuración geográfica, y la apuesta es que con un segundo corredor va a despegar todo lo demás, porque no tendría sentido tener corredores muy ordenados y el resto otra vez en el caos, como sucede en ciudades como Bogotá”.

Ejes de movilidad
Entretanto, para el investigador Francisco Javier Romero Pérez resulta importante recordar que se tienen contemplados 10 corredores, es decir nueve más, que se integrarán al de la calzada Independencia para conformar una gran red de movilidad en la zona metropolitana.
“Lo más importante es saber que el nivel de servicio en el futuro el Macrobus tendrá especificaciones muy altas de calidad y éstas tienen que compartirse con el resto de los camiones: primero no debemos permitir que el transporte restante –el convencional– se nos caiga”.
El también director del Centro Estatal de Investigación del Transporte y la Vialidad (CEIT) asegura que afortunadamente el gobierno actual tiene a la mano las experiencias de otras ciudades y que el criterio en puerta es que se tiene que buscar la vinculación entre los dos sistemas, el convencional y el nuevo, para que se establezca un promedio de calidad en la prestación del servicio.
“No podemos dejar por un lado el Macrobus y por el otro que siga sucediendo lo mismo con el resto de los camiones, con sus inercias que tanto rechaza -con toda razón- la sociedad”.

Miedo y asco en la 30

ARACELI LLAMAS SíNCHEZ

Es la hora del calor, del caos vial, de personas desesperadas deambulando entre las calles que todos toman por asalto a la misma hora. Es la hora en la que la ruta 30, de la Alianza de Camioneros, circula irritada por el fraccionamiento Colón.
Esta ruta ha dejado al menos 36 lesionados y un muerto, según Protección Civil Jalisco; eso apenas en lo que va del año. Los choferes han sido acusados de manejar tomando bebidas alcohólicas y a exceso de velocidad.
Sin embargo, la ruta 30 sigue su rumbo. Esta vez no va a exceso de velocidad, pero sí a un ritmo desquiciado. Abundan las mochilas colgadas en las espaldas por el pasillo central del vehículo, que apenas permiten el paso. “No manches, esto ya parece toro mecánico”, comenta una mujer a otra mientras es zarandeada por una vuelta brusca que dio el vehículo. Las cabezas de quienes van sentados, se mueven uniformemente hacia un lado y luego hacia otro, después se alzan y caen simultáneamente.
El bienestar de niños, ancianos, jóvenes, mujeres y hombres maduros, depende de quien va al volante, que evidencia su malestar durante la hora pico, y que aumenta con cada kilómetro que recorre. Es una larga ruta, son dos horas de lidiar con el tráfico y los reducidos espacios por los que tiene que andar. El chofer expresa su cansancio con gestos de enfado.
Después de cruzar el periférico, desciende por una avenida en picada, es la avenida del Tesoro. “Mira mami, ahí hay una cruz con flores”, comenta un niño a su madre, mientras el camión pasa por donde hace poco más de un mes murió una menor, al volcarse un camión de la misma ruta. Los usuarios recuerdan el incidente cada que pasan por el lugar. “Sí, es en donde se murió la niña, cuando se volteó un camión de éstos”, responde la madre a su hijo.
El camión entra en la colonia el Fresno. Las calles son tan angostas, que hacen casi imposible que pueda dar una vuelta sin subir las llantas traseras a la banqueta.
Finalmente sigue su trayecto después de pasar por algunos topes, sin modificar la velocidad, llega a la avenida Enrique Díaz de León y mientras espera una luz verde, se escucha una voz de mujer que llama al conductor desde afuera del vehículo: “que si se puede hacer para atrás, porque le pisó su bastón”; el conductor retrocede y después ingresan dos personas invidentes, una de ellas con un bastón de plástico doblado por las llantas del camión.
Continúa por la avenida hasta que vira a la izquierda en tercera fila y, si no es por el claxon que toca un automovilista, lo impacta mientras éste circulaba derecho por su carril que el conductor invadió al dar la vuelta. Es la tercera vez que le tocan el claxon en tono soez.
El conductor está por terminar su ruta, pero ingresa a las calles de la colonia Balcones de la Cantera, por donde apenas un automóvil de llantas anchas adaptado para terracería podría transitar. Algunas de las calles, aparte de no estar pavimentadas, tienen escombros que obstruyen el paso, y todas en picada. El conductor terminó su ruta sin incidentes mayores; el dolor en la espalda de quien recorrió las dos horas a bordo, y fue víctima de los repentinos brincos, ya es algo cotidiano.

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