Vacunas contra el COVID-19 de Pfizer y Moderna muestran seguridad y eficiencia

Si una persona se aplica vacuna contra el COVID-19 no quiere decir que genere respuesta inmunológica al día siguiente, advierte especialista del CUCS

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Es imposible que una persona a la que le apliquen la vacuna contra el COVID-19, que ofrece Pfizer y Moderna, se infecte con el SARS-CoV-2, ya que no utilizan virus para producirlas, explicó Claudia Azucena Palafox Sánchez, investigadora del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), quien agregó que hasta el momento se ha mostrado que son seguras y tienen una eficacia adecuada; ella recomienda que se aplique a la población en México. “Si hay oportunidad de vacunarse, hay que aprovecharla”, dijo.

Los análisis o estudios de cualquier vacuna son para probar dos cosas: 1). Que funcione, es decir, la eficacia, y 2). Que no genere efectos adversos importantes para no poner en riesgo a la población. Todo esto es seguridad. “Una vacuna jamás se va a autorizar si no cumple estos estándares”, subrayó.

Destacó que Pfizer llevó su expediente a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) de México y está en proceso de evaluación; y en el caso de Moderna, junto con Pfizer, están en el mismo proceso, pero en las agencias regulatorias de Estados Unidos.

Con las vacunas de Pfizer y Moderna pudiera pasar que no se produzca una respuesta inmunológica, y esto tal vez podría ocurrir en alrededor de 5 por ciento de las personas que se la apliquen; de ahí que su efectividad sea de 95 por ciento y 94.5 por ciento, respectivamente.

Palafox Sánchez dijo que a nivel mundial hay estudios para aproximadamente 250 vacunas, en las fases 1, 2 y 3. Actualmente, de las más avanzadas, en la última fase son las de Pfizer, Moderna, CanSino y la rusa Sputnik V y AstraZeneca.

Las que más potencial tienen para llegar a México, hasta el momento, son Pfizer, laboratorio con el cual ya se hizo un convenio para la adquisición de 35 millones de dosis, y con AstraZeneca para adquirir más de 77 millones de dosis, explicó. Es también posible que pueda llegar la vacuna de Moderna y la de CanSino. “Son las más cercanas”, dijo.

Explicó que en los casos de Pfizer y Moderna utilizan una ingeniería que permite a las células producir una proteína espiculada, que es como la que utiliza el SARS-CoV-2 para entrar a las células e infectar. Para ello se “envía” un mensaje en una molécula de ácido ribonucléico, pero sin necesidad de utilizar este coronavirus. Lo que se busca es generar anticuerpos.

Si una persona se vacuna y generó anticuerpos, y está en contacto con el SARS-CoV-2, el virus entrará y utilizará la proteína para meterse al receptor en la célula, pero va a encontrar los anticuerpos que la van a bloquear, neutralizar y van a evitar que el coronavirus entre a la célula e infecte, explicó.

En los casos de AstraZeneca y CanSino se tienen que realizar más estudios. Probablemente para marzo del siguiente año se tengan resultados.

Tampoco en el caso de las vacunas de CanSino y AstraZeneca hay posibilidades de infección por coronavirus SARSCoV2, que ocasiona la enfermedad del COVID-19, ya que no se utiliza este coronavirus para su producción, resaltó.

Las de AstraZeneca y CanSino utilizan adenovirus (que normalmente ocasionan infecciones leves o gripes), sin el material genético para replicarse. Es como un virus vacío que se usa sólo de vector o cargador del gen de la proteína de interés del coronavirus, con material e información que va a servir a la célula para que produzca la proteína del virus.

Detalló que la vacuna que está desarrollando AstraZeneca tiene una eficacia de 70 por ciento de las personas en que se aplica, y la de CanSino, 92 por ciento, aproximadamente, hasta lo que llevan de investigación. El resto de las personas fuera de esos porcentajes no refleja una respuesta inmunológica en contra del virus o una partícula del virus.

Palafox Sánchez explicó que en los casos de AstraZeneca, Pfizer y Moderna requieren una segunda dosis después de 21 días o más de la primera aplicación, para reforzar y garantizar una buena respuesta inmunológica.

La académica recalcó que si una persona se aplica una vacuna contra el COVID-19, no quiere decir que genere respuesta inmunológica al día siguiente, sino que después de recibida la segunda dosis, dos o tres semanas después, van a tener protección.

Todavía no se sabe por cuánto tiempo las vacunas van a generar protección, ya que los estudios todavía no lo determinan. “No se sabe si sea por dos años, tres o por cinco, o se tienen que hacer vacunaciones cada año, como el caso de la influenza por cambios o mutaciones que pueda llegar a tener el virus”, subrayó la especialista en inmunología.

Las fases de investigación de las vacunas

Una vacuna, primero, tiene que ser aprobada en animales para conocer su dosificación, eficacia y efectos adversos que pueda generar. Posteriormente, su estudio en humanos se divide en fases: la uno es principalmente para probar su seguridad; la dos para probar dosis y eficacia, y la tres, cuando se aplica en poblaciones más grandes tratando de incluir el mayor número de personas, con diversas condiciones para conocer todavía más sobre su seguridad y eficacia.

En el caso del COVID-19, por la cantidad de población afectada, se están haciendo autorizaciones de emergencia para el uso de vacunas, mientras se siguen todavía realizando investigaciones.

No se trata de vacunas tradicionales que utilizan virus vivos o atenuados; y, por lo tanto, no hay un riesgo de que la persona adquiera un proceso infeccioso por coronavirus, y son de producción rápida, pueden hacerse en masa y los estudios se realizan de una manera más rápida.

Las tecnologías no son producto generado a raíz de esta pandemia. Las vacunas con vectores virales tienen más de 50 años de estudio, e incluso ya hay algunas para el Síndrome Respiratorio del Medio Oriente; y en el caso de las vacunas de RNA mensajero tienen más de una década de estudios, y es la técnica de la que están echando mano, por ejemplo, AstraZeneca y CanSino.

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