“Decía Oliver Sacks que lo que importa de una enfermedad —tanto o más que su sintomatología y posibles tratamientos— es conocer lo mejor posible al que la padece”, recuerda Jorge F. Hernández en su breve ensayo La sana enfermedad, incluido en el número otoñal de Luvina. Siguiendo lo dicho por Sacks —recientemente fallecido a causa del cáncer—, la enfermedad es apenas el pretexto para explorar, de nuevo, la condición humana mediante su relación con la anomalía en el propio cuerpo —o, si se quiere, en el espíritu. En Luvina ochenta se lleva a cabo dicha exploración recurriendo a la palabra.
Por ejemplo, el número incluye Trasplantario, serie de poemas inéditos que Vivian Blumenthal escribió durante sus últimos meses de vida. La dramaturga, que murió víctima del cáncer de pulmón, plasmó el (desa)sosiego de saber que no hay retorno. Al hablar, por ejemplo, de los ojos, dice que “son tregua al blackout irreversible de aquellos otros:/ los del cadáver”.
A lo largo de la edición aparecen, inevitables, menciones a Rilke y a la figura materna. Rocío Cerón, sintomática, vomita poesía. Vorágine, alucinación, orgía. Por otro lado, Pablo Duarte y Jorge F. Hernández divagan, en el mejor de los sentidos, en torno a la tos y la enfermedad. Entre ensayo, narrativa, plástica y poesía, los textos de Carmen Berenguer, Héctor Hernández Montecinos, José Miguel Oviedo, Elvira Hernández, Óscar Han, entre otros, abordan no tanto a la enfermedad, sino a los enfermos.
Es el mismo Duarte quien en su escrito afirma que “el síntoma es lo de menos. Lo que importa es la interpretación”. La compilación, entonces, de interpretaciones será presentada el próximo jueves 17 de septiembre, a las 19:00 horas, en la librería José Luis Martínez del Fondo de Cultura Económica.
Participarán Gilberto Morgan, Marcelo Castillero, Juan Nepote, Lorena Ortiz y Silvia Eugenia Castillero. La asistencia es libre. La revista ya está disponible para su consulta en luvina.com.mx
