Una convivencia añeja

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Religión y política es un binomio que parece indivisible desde hace siglos. Civilizaciones que basaban el control de las masas a través de creencias institucionalizadas o clases dominantes que buscaban acercarse a los sistemas religiosos para acrecentar sus redes de poder; o personajes de uno u otro lado que interactuaron o se enfrentaron, pero jamás se niegan el uno al otro, son comunes a muchos países y épocas de la historia.

La religión y la política se relacionan de muchas formas. Desde los actores espirituales que buscan saltar a los cargos públicos, como ocurre en países sudamericanos donde evangélicos han formado partidos políticos y ganaron en las urnas alcaldías o diputaciones, hasta quienes buscan incidir en cuestiones de educación, tal y como aconteció en semanas pasadas con los pronunciamientos de asociaciones de padres de familia en contra de la Ley General de Niñas, Niños y Adolescentes, que permite instrucción en temas de sexualidad a los menores y cuya lucha logró unir por igual a evangélicos como a católicos. Otros buscan el apoyo a migrantes con albergues, donde sacerdotes y refugiados olvidan esas barreras para celebrar misas sin importar el credo.

“Son ejemplos de cómo se tejen redes que trascienden el mero culto. Logran encontrar coincidencias”, comenta Dario Flores Soria, director del Centro de Estudios sobre Religión y Sociedad, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de la Universidad de Guadalajara.

Estas y otras cuestiones serán tratadas del 9 al 13 de noviembre en el XXX Congreso de Religión, Sociedad y Política, titulado “Convivencia religiosa en los tiempos modernos. Miradas a través de los otros. La religión y el poder”, organizado por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) —a través del Centro Universitario Ignaciano— y el Centro de Estudios de Religión y Sociedad, de la Universidad de Guadalajara (UdeG), en conjunto con la Red Nacional de Religión, Sociedad y Política, y otras instituciones.

“Se trata de un acercamiento a la comprensión de los movimientos religiosos en términos de dialogo. No somos una sociedad unitaria. Queremos favorecer la comprensión de los hechos y mirar la convivencia religiosa desde múltiples aspectos, con un enfoque multidisciplinario”, explica Arturo Navarro, quien encabeza el Centro Universitario Ignaciano.

Flores Soria añade: “Me parece interesante recalcar este enfoque de la convivencia y no la palabra tolerancia, la cual se da en un contexto de que quien tiene más poder acepta al otro. Eso significa tolerar. En cambio la convivencia es recíproca, es acercarse a conocer al otro”.

Indica que resulta innegable la pluralidad religiosa. Desde lo institucional, como en la Iglesia Católica, y hasta las instancias no institucionalizadas, como el new age o la Santa Muerte (aun con aspectos de negatividad por sus vínculos con el narcotráfico), cuyo culto carece de estructura de gobierno o administrativa.

“No queremos mirar a las religiones como parte cultural, sino como sistemas religiosos. Detrás de cada una hay perspectivas de sistema que permiten relaciones con la política y la economía a distintas escalas. Incluso con la política de carácter electoral”.

Religión y asuntos públicos
Muchos se preguntan qué tiene que ver la religión con la economía o la política. Darío Flores Soria recuerda que, por ejemplo, los laicos católicos aparecen en la esfera pública en diferentes momentos para enfrentar lo que consideran “amenazas”. Es así como existen el Movimiento Familiar Cristiano, Acción Católica o Provida.

“Otros de plano optan por participar como tales en la política. En Brasil hay partidos donde abiertamente participan cristianos evangélicos y ya son alcaldes o diputados. Aquí se abre esa  posibilidad con el Partido Encuentro Social (PES). Eso es nuevo en México, por ejemplo”.

Comenta que muchas religiones tienen sus propias estrategias para visibilizarse. Por ejemplo, La Casa en la Roca, un movimiento neopentecostal encabezado por Rosi Orozco (que llegó a ser diputada), trabajaba con Felipe Calderón. Y Arturo Farela, presidente de la Cofraternidad de Iglesias Cristianas Evangélicas, llegó a encabezar un acto de bendición al candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador.

“Ahora los diputados y senadores ya tienen pugna acerca de que el Papa los visite. Quieren definir a cuál de las dos cámaras irá. Y si el Papa quiere ir a reunirse con grupos vulnerables, en realidad lo llevan a las diócesis bien posicionadas, y no marginadas ni marginales, ni a las prelaturas. Para eso se necesita que la misma Secretaría de Gobernación o la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lo acepten. No sólo es buen deseo, sino que tiene que tejerse la correlación de fuerzas y de costo-beneficio. Ese es un ejemplo de qué complejo es en el espectro político y religioso ponerse en concordancia. Trataremos de entender esos nudos en el Congreso”, agrega Navarro.

Tensiones del papado de Francisco
En este Congreso también habrá una revisión de las tensiones del papado de Francisco y las correlaciones con el ejercicio del poder, ya que tanto al interior como al exterior de la Iglesia Católica su papel tan activo en términos políticos inquieta a varios sectores.

Desde la exhortación apostólica Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio), la encíclica Laudato Sí, con perspectiva ecológica como modelo teológico (Dios está en el bosque, en los animales o en la tierra misma, no sólo en el humano), hasta su postura de aceptación para con la comunidad homosexual, han encolerizado a ciertos sectores ultraconservadores.

“Por ejemplo su encíclica ecológica Laudato Sí es toda una propuesta frente al capitalismo, que ve todo como objeto a ser usado en términos de consumo y apropiación. Es una crítica al capitalismo y esto no le gusta a ciertos grupos. O lo que él llama periferias existenciales. En esas están los que sobran para el capitalismo. Si ya hay gente que trabaje en las fábricas, entonces los pobres sobran y la propuesta del capitalismo es que desaparezcan, al cabo que ni consumidores son. Y eso es un ejemplo de cómo existen a veces tensiones entre religión y economía”, reflexiona Flores Soria.

El diálogo aglutinará en 27 mesas de trabajo a 145 participantes nacionales e internacionales, de 45 instituciones de educación superior, como la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el Colegio de México, la Pontificia Universidad Católica del Perú, la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla, España; la Universidad de Whitwort, Estados Unidos; la Universidad de Bohn, Alemania; la Universidad Autónoma de Madrid, España, entre otras.
Para inscribirse, los interesados pueden enviar su solicitud al correo ignaciano@iteso.mx

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