Una ciudad a la sombra

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Charro y su caballo en el pavimento de Guadalajara Jalisco
Aniversario de Guadalajara 2024

El sol calienta el asfalto y surge la Guadalajara diurna, todavía se percibe el son nocturno en cada estampa de esta ciudad que se renueva con el paso de una época, aunque en el fondo se niega a transformar a sus habitantes en ciudadanos cosmopolitas. Las sombras de un ayer no la dejan, perpetúan su estancia y allí es donde encontramos su esencia.
Las calandrias deambulan por cada calle dejando que los cascos de los caballos con miradas lejanas, tenga un ritmo acompasado en contraste con el tráfico de 16 de septiembre. Son para subir a turistas y el anhelo de los tapatíos que se desesperan por la llegada de su camión.
Cada quien lleva su cruz a cuestas, en silencio. Sin contar al vecino porque el “qué dirán” es más importante al “quién podrá ayudarme”. Sin pronunciar palabras, se busca el pan, se habla del gobierno pero la vida misma va siempre al ritmo del mariachi que de símbolo auténtico pasa a ser pregonero de amores fútiles y de su propio desvanecimiento como parte de una cultura.
Los tacones se hacen lejanos y altivos en la morena, la gí¼erita y en el que conversa entre su dos yo. Carga con sus verdades y sus mentiras. Bellezas que matan, que se encierran por gramos y su banda que les nombra hermosas, se queda guindada en una celda.
Ideas que marchan y contramarchan. Las avenidas se hacen más lentas pero las ideas ya fluyen vestidas de maestros, camioneros, choferes y ángeles.
La familia retoza en domingo cuando el ruego se hace oración sobre todo si juegan las Chivas. Un buen pase eleva el ánimo, el portero es invitado de honor a las carnes asadas y si hay un gol el festejo es de año nuevo.
Sombras nada más entre tu luz y la mía… entre el espanto de un jinete, un partido, los tacones, una cruz, la protesta, Dios, el caballo y el hombre que aguarda hacer su propia sombra en este breve espacio.

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