Una Cátedra seria más no solemne

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Cuando de niño comenzó a escribir sus primeras letras, Fernando del Paso lo hacía con la mano izquierda. Sus maestros lo molestaban tanto que el pequeño Fernando accedió a ser diestro. “La mano izquierda, en venganza, comenzó a dibujar”, cuenta Del Paso.

En aquellos años no podría saber que se convertiría en uno de los referentes de la literatura mexicana y latinoamericana del siglo XX. A la par de sus poemas, ensayos y novelas, Del Paso ha creado innumerables dibujos, pinturas y grabados. Un amplio legado que pretende ser estudiado y difundido mediante la Cátedra de Arte, Poética y Literatura que lleva su nombre y que fue instaurada el pasado lunes por la Universidad de Guadalajara.

El escritor, Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes 2015, asegura que sintió “satisfacción” cuando le informaron que crearían una Cátedra que llevaría su nombre, pero su emoción no fue tanta cuando le pidieron que diera un discurso en la ceremonia de apertura.

“I would prefer not to (prefiría no hacerlo)”, dijo en broma citando a Bartleby, un personaje creado por el escritor Herman Melville.

No obstante, un Fernando del Paso más jovial y recuperado de salud que hace unos meses, hizo gala del humor que lo caracteriza. Desde unas cuantas hojas salieron los recuerdos de su inicio en el mundo de los libros con una versión censurada de Las mil y una noches, que le regaló su padre.

“A pesar de ser una versión censurada sin adulterios, ni sodomías, ni otras cosas muy divertidas, bastaban las historias de Aladino, de Alí Babá y de Simbad y otros cuantos para crear un mundo de fantasías interminable”, dijo.

Luego hizo un breve recorrido desde sus primeros autores clásicos, como Julio Verne, Emilio Salgari, Walter Scott, Esopo y Samaniego, que lo convirtieron “en un asiduo lector infantil”, hasta los escritores que lo acompañaron durante su juventud, como James Joyce y William Faulkner.

Esas lecturas lo convirtieron en el escritor que es. El que desde su primera novela José Trigo (publicada en 1966) cosechó premios como el Xavier Villaurrutia. De dicho libro aseguró: “Es sólo un inmenso edificio de palabras del cual yo fui el único arquitecto y el único albañil que fue colocando cada palabra como se coloca cada ladrillo hasta acabar una complicada construcción monumental”.

Entonces, sobrepasaba apenas los treinta años y lo unía una fuerte amistad con el escritor colombiano Antonio Montaña y con José de la Colina, quienes además fueron sus guías en “ese abigarrado mundo que es la literatura” y lo acercaron a autores que, según Del Paso, le llenaron la mente de “felicidad y fantasías”.

Contó que su segundo libro, Palinuro de México (1977) fue influenciado por el crítico británico Cyril Connolly —quien firmaba una columna con el sinónimo de “Palinuros”— y negó que sea una novela autobiográfica.

“Palinuro de México es una autobiografía de mentiras conjugada en varios tiempos verbales. El que fui, el que no fui, el que pude haber sido, el que yo creí que era y el que los demás querían que fuese. En ese libro reuní todas mis experiencias juveniles, mis deseos y mis frustraciones, pero, insisto, yo no soy Palinuro”, dijo.

Si algunos han dicho que el libro es “un poco pornográfico”, Del Paso replanteó con humor: “Yo digo que es medio erótico”, lo que provocó risas entre el público.

El diplomático, poeta y pintor reveló que el personaje de la emperatriz Carlota, esposa de Maximilino de Habsburgo, lo cautivó mientras se documentaba e indagaba acerca de su vida para escribir su novela más célebre: Noticias del Imperio (1987).

“Yo me enamoré del personaje real desde que empecé a documentarme y me porté con ella como un verdadero macho. La violé varias veces cuando era una adolescente y ya vieja y loca, mamé de sus pechos. Sentí por ella una gran ternura, también por Maximiliano, y descubrí que ambos habían sido embaucados en una aventura que los iba a perder para siempre”, confesó.

Del Paso dedicó la Cátedra a su esposa Socorro Delgadillo y sus cuatro hijos por haberlo  “ayudado y apoyado toda la vida”.

La Cátedra tendrá como sedes itinerantes los centros universitarios de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de  Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) y de los Valles (CUValles).

El Rector General de esta Casa de Estudio, Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla, dijo que la vida y obra de Fernando del Paso “constituye un referente importante en el escenario cultural e intelectual de nuestro país”, al contar con “la riqueza y vitalidad de su prosa”.

Explicó que el propósito de la Cátedra consiste en expresar, mediante el estudio interdisciplinario de la literatura, el arte y la poética, la forma en que el ser humano exterioriza la apreciación del mundo según sus tradiciones culturales; además de fomentar la participación de la sociedad en la vida literaria y artística a partir de las funciones sustantivas de la Universidad de Guadalajara.

Destacó que la iniciativa es una especie de “homenaje a los jóvenes”, con la finalidad de “no sólo promover el conocimiento literario, sino animar la producción, la relación y la recreación de la literatura”.

Bravo Padilla resaltó que eligieron a la académica y escritora Carmen Villoro como directora de esta Cátedra, quien ha estado estrechamente vinculada con la obra de Del Paso, así como con el Programa de Fomento a la Lectura “Letras para Volar” de la Universidad.

Una Cátedra lúdica y divertida

El “espíritu lúdico, juguetón y divertido de Fernando del Paso” será la característica de esta cátedra que, a decir de su directora Carmen Villoro, será una iniciativa seria, más no solemne.

“Queremos hacer cosas distintas, novedosas y esta manera de ver las cosas no queremos que se le quite nunca a esta cátedra que trabajará con mucha seriedad pero no con solemnidad”, dijo Villoro en entrevista.

Difundir la obra de Del Paso, profundizar los temas humanísticos que su arte hace visible y fomentar la lectura y escritura entre las nuevas generaciones, son los tres ejes que moverán las actividades de la cátedra previstas para dar inicio en 2018.

Además de “unas tres o cuatro actividades grandes” durante el año repartidas entre los tres centros universitarios participantes, el equipo encabezado por Villoro pretende “sacar la literatura y las artes” a las calles con dinámicas enfocadas al público infantil y juvenil.

Del Paso será un elemento muy activo en la programación de las actividades académicas y paralelas, adelantó Villoro. “Va a estar siempre involucrado y presente, todo se le consultará. Él dictará la línea a seguir y los invitados que le interese tener”, afirmó.

La directora dijo que trabajan en la conformación de un primer programa de actividades y en definir el perfil de los invitados que traerán, el cual “estará abierto a las disciplinas con las que la obra de Del Paso está conectada, desde la novela policiaca, las artes plásticas, el ensayo y la poesía para niños”.

Además estarán vinculados con el programa “Letras para Volar” y la Cátedra Hugo Gutiérrez Vega con la intención de “entretejer proyectos”, recalcó.

Anunció que a mediano plazo está previsto extender el alcance de la Cátedra mediante la  fundación de un programa de becas que llevarán el nombre de Del Paso. El financiamiento estará dirigido a estudiantes en el extranjero, en particular en Estados Unidos, con la intención de generar proyectos para el estudio y la investigación en literatura.

Fernando del Paso

Nació en la Ciudad de México en 1935 y se ha destacado como escritor, dibujante, pintor, diplomático y académico. Publicó su primer poemario Sonetos de lo diario en 1958.

Por sus principales novelas ha recibido varios reconocimientos, como el Premio Xavier Villaurrutia, por José Trigo (1966); el Premio Rómulo Gallegos (en 1982) por Palinuro de México (1977), y el Premio Mazatlán de Literatura por Noticias del Imperio (1987).

Ha recibido el Premio FIL Literatura en 2007, el Premio Internacional Alfonso Reyes 2014 y el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes 2015.

Es director de la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz, desde 1991. La Universidad de Guadalajara lo ha distinguido con el nombramiento de Maestro Emérito, en 2005, y el título de Doctor Honoris causa, en 2013.

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