Una alianza bolivariana para defender la soberanía

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Nuevamente la soberanía de una nación en nuestra América se encuentra cuestionada y pisoteada. Honduras, bajo el gobierno de Manuel Zelaya, ha sido víctima de un golpe de Estado promovido por la oligarquía con el apoyo del alto clero y las fuerzas reaccionarias que se habían venido manifestando contra el Presidente luego de la incorporación de la patria de Rufino López Canales a la Alternativa Bolivariana para América Latina y El Caribe (ALBA).
Transcurría el mes de diciembre del año 2001 cuando Hugo Rafael Chávez Frías, compañero Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, propuso en la Isla Margarita, la excelente idea de construir un proyecto alternativo de integración que contrarrestara al llamado Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA). Así surgió la ALBA, hace casi nueve años.
Las oligarquías colombianas, mexicanas y peruanas, fueron las primeras en oponerse a la nueva alternativa. Los gobiernos de Andrés Pastrana Arango, Vicente Fox Quesada y Alejandro Toledo reactivaron campañas en sus respectivos países para demostrar las supuestas bondades de los tratados de libre comercio con Estados Unidos, el país promotor de libertades y de nuevas oportunidades con el fortalecimiento del mercado global. Pastrana, Fox y Toledo se burlaron de la propuesta venezolana y tildaron a Hugo Chávez de “loco” y “atrevido”.
Atrevido y loco parecía Simón Bolívar en el siglo XIX cuando proclamaba la unidad de los pueblos de nuestra América. En el siglo XXI otros locos y atrevidos se sumaron a la ALBA. Entre ellos, Manuel Zelaya, presidente hondureño, quien ha recibido el apoyo total de sus demás colegas, particularmente de los fundadores de la iniciativa bolivariana: Hugo Chávez Frías, de Venezuela; Raúl Castro Ruz, de Cuba; Evo Morales Ayma, de Bolivia; Rafael Correa Delgado, de Ecuador; Daniel Ortega Saavedra, de Nicaragua; Baldwin Spencer de Antigua y Barbuda y Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y Las Granadinas.
“Si Washington no está detrás, estos golpistas no podrán mantenerse ni 48 horas en el poder”, declaró Manuel Zelaya, unas horas después de la asonada militar. Efectivamente los pueblos de nuestra América estábamos acostumbrados a que los golpes militares fueran apoyados económica, estratégica y políticamente por los gobiernos imperialistas del Norte.
En esta ocasión, el presidente Barack Obama ha dicho que Estados Unidos está a favor de la democracia hondureña y del presidente Manuel Zelaya. Sin embargo, en territorio estadounidense se encuentran grandes empresarios de la Unión Americana vinculados a la oligarquía hondureña con intereses opuestos a las propuestas de la ALBA. Ahora que varias asociaciones culturales, gobiernos, organizaciones independientes y partidos políticos de la región preparan actividades, coloquios y encuentros para recordar el Bicentenario de la Independencia, y ante los sucesos en Honduras, podemos preguntarnos en cada país de nuestra América: ¿somos en realidad independientes? ¿La soberanía de las naciones se respeta?
La Alternativa Bolivariana que recién tomó el nombre de Alianza, durante la VI Cumbre realizada el 24 de junio anterior en Maracay, ciudad del estado Aragua, donde se recordó el 188 aniversario de la victoria patriótica en la Batalla de Carabobo, tiene entre sus principios la defensa de la soberanía regional y el fortalecimiento de la independencia de cada país integrante.
José Manuel Zelaya, presidente elegido por los hondureños, defendió la incorporación de su país a la ALBA, durante su participación en el XI Encuentro Internacional sobre Globalización y Problemas del Desarrollo que sesionó en La Habana, Cuba, el pasado mes de marzo. El dirigente hondureño saludó el proceso de conciencia que se fortalece en varios países latinoamericanos y reflexionó en voz alta sobre el significado de la Revolución Cubana en sus 50 años de batallas (1959-2009).
El discurso de Zelaya, pronunciado en la patria de José Martí, fue manipulado por los grandes medios “informativos” hondureños. Los políticos tradicionales, los negociantes de la politiquería, los empresarios de alto nivel, la llamada “gente bien” y las cúpulas eclesiásticas católicas comenzaron a conspirar. En el transcurso de los últimos meses se notó un ambiente de polarización. Los ricos estaban enojados y su paciencia se agotó cuando el Jefe del Ejecutivo convocó a una consulta popular para decidir sobre una Constituyente.
Honduras tenía programadas sus elecciones generales para el próximo mes de noviembre. La propuesta del Presidente consiste en que se instale una urna extra, además de las tres tradicionales, para que la ciudadanía se pronuncie a favor o en contra de redactar una nueva Constitución. Los reaccionarios y privilegiados acusaron entonces a Zelaya de querer reelegirse y salieron al ataque. Romeo Vásquez Velásquez, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas se sumó a la conspiración y alentó a un grupo de militares, motivo por el cual fue destituido, así como Edmundo Orellana, Ministro de Defensa, quien aparentemente o forzado por las circunstancias “presentó su renuncia”.
Al escribir estas líneas la situación de Honduras no está clara. Lo que sí está clarísimo es el apoyo resuelto y entusiasta de los gobiernos que participan en la ALBA, principalmente el del compañero venezolano Hugo Chávez Frías por defender y hacer defender la soberanía del país centroamericano.
La patria de Rufino López Canales, aquel célebre sindicalista, nacido hace 77 años, el 2 de julio de 1932, vuelve a sufrir los atropellos del militarismo. En 1965, tropas del Ejército hondureño, asesinaron a Rufino en la zona montañosa del Jute, donde muchos patriotas como él se habían refugiado para combatir con las armas en la mano a una oligarquía retardataria que les negaba la defensa de sus derechos laborales y humanos por la vía de la legalidad.
Cuarenta y cuatro años después del sacrificio de Rufino López Canales, los privilegiados de Honduras pretenden instalar un gobierno militarista que niegue una vez más los derechos humanos a la mayoría de sus compatriotas. La acción criminal será presentada en los grandes medios como una salida al “peligro” de la revolución bolivariana, a “las amenazas del comunismo o del terrorismo”.
Los gobiernos de las naciones que integran la Alianza Bolivariana decidieron en Managua, tras una reunión urgente, reducir a la mínima expresión sus representaciones diplomáticas durante el tiempo que dure el régimen de facto. Tampoco serán reconocidos los nuevos embajadores que designen los golpistas. Corresponde ahora a los sectores progresistas y al movimiento solidario dentro de Honduras y en cada nación de nuestra América exponer la situación actual a través de actividades culturales y políticas, marchas y movilizaciones donde se exija el respeto al gobierno y el Presidente Manuel Zelaya, elegido libremente por la mayoría de los hondureños.

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