Un voto para los jóvenes

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En julio de este año, los jóvenes podrían ser uno de los factores determinantes en los resultados del proceso electoral, de atender a los números y las estadísticas. Según la última actualización del Instituto Federal Electoral (IFE), el listado nominal hasta el momento es de 77 millones 335 mil 231 mexicanos, y de éstos, más del 50 por ciento son electores con una edad entre 18 y 40 años.
Sin embargo, como señalan expertos, hay otros factores a considerar que podrían inhibir el voto, en particular por parte de los ciudadanos que ejercen este derecho por primera vez: desconfianza hacia los actores políticos, hartazgo por el actual sistema partidista, ineficiencia de los gobernantes… En suma, un desinterés y un alejamiento general de la política, son elementos que, como reconoce el mismo IFE, se reflejan en el hecho de que en los últimos procesos electorales fue justamente el de los jóvenes el sector de edad que presentó más abstencionismo.

Fuerzas frescas
En el próximo proceso electoral se espera que voten por primera vez cerca de ocho millones de jóvenes mexicanos. Si consideramos a los que nunca han votado en las elecciones para presidente de la república, es decir, el sector de 18 a 24 años, suman, según el último corte del listado nominal del IFE, 13 millones 561 mil 278 electores.
Con un porcentaje del 17 por ciento, este representa el grupo de edad de votantes más numeroso del electorado del país. Lo mismo es para Jalisco, donde de un listado nominal de 5 millones 134 mil 718 votantes, el 17.75 por ciento, que equivale a 911 mil 335 personas, son menores de 24 años.
“Pero de estos, los que van a votar, ¿con qué tipo de formación política cuentan?”, se pregunta al respecto el doctor José Alfredo Plasencia, profesor de la División de Estudios Políticos, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. “No sabemos qué conocimientos tengan acerca de la historia e ideología de los partidos, si conocen la plataforma política de cada uno, si se interesan por las propuestas de los candidatos”.
A estas interrogantes, que pueden influir en el resultado de las elecciones, dice que podremos responder solamente después del 1º de julio. Sin embargo, hay aspectos que se pueden deducir, tanto por la tendencia de las últimas elecciones, como por testimonios de los mismos jóvenes que, aun sin hacer generalizaciones, evidencian que a pesar de que consideran que es importante ejercer el voto, muestran un escaso conocimiento de la realidad política del país.

¿Política?
“Yo voy a votar, me parece importante, porque si no la minoría se cuenta como un 100 por ciento y ya no viene siendo justo (sic)”, dice Fátima, una estudiante universitaria de 20 años, que votará por primera vez este año.
Acerca de la situación de la democracia en México, responde: “No estoy muy enterada, pero a lo que se escucha y a lo que se ve, sería votar para seguir teniendo el PAN, como presidencia. Pero no creo que vaya a haber elecciones justas, porque nunca lo han sido, siempre hubo mano negra”.
Herman Ramos, estudiante de medicina de 18 años, con respecto a la oferta de los partidos políticos, dice: “Se me hace interesante. He visto las campañas. Se me hace que sí, que están bien… reportados, para poderlos seleccionar”. ¿Pero te refieres a las propuestas de los precandidatos?, se le pregunta: “La verdad no sé mucho de esto, pero por lo que he leído, la verdad que sí, están bien los candidatos”. A pesar de esto, agrega que “se me hace que la democracia está mal, que falta alguien que agarre bien las cuerdas del país, por eso se me hace importante ir a votar”.
En cambio, Antonio, feliz con su nueva credencial de elector, comenta: “Yo no creo ir a votar. La credencial la necesito para un trabajo”.
Estos testimonios hacen suponer, si no un total desconocimiento, por lo menos un alejamiento de la política por parte de los jóvenes.

Desconfianza o movilización
El doctor Andrés Valdez Zepeda, investigador del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas, dice que “es un sector que tiene mucha incredulidad hacia la política, que no percibe beneficios de ésta, lo que indudablemente provocará dos efectos: movilización por un lado y desinterés por el otro”.
La movilización, explica, se podría dar “si los candidatos y los partidos son competentes, es decir, si tienen la capacidad para poder atraerlos a las urnas; yo creo que quien tenga la mejor estrategia para poder persuadirlos electoralmente, podría ganar la elección presidencial”.
Añade al respecto: “Es importante el voto de los jóvenes, en particular por el número, porque las campañas electorales se ganan o se pierden con porcentajes muy bajos. Si vemos la elección presidencial de 2006, la diferencia fue de 0.5 por ciento entre quien ganó y quien perdió”.
Otro factor a considerar, dice, es que “de acuerdo al rector de la UNAM, José Narro, en México hay 7.5 millones de ninis, jóvenes que no tienen la oportunidad ni de estudiar ni de trabajar, a los que de alguna manera el Estado mexicano no ha ofrecido oportunidades de desarrollo o de incorporarse al mercado laboral. Obviamente son un sector políticamente resentido con los actores políticos y gobernantes, y puede estar incluso allí la diferencia entre quien gane o pierda las elecciones presidenciales”.
Reitera que los jóvenes representan el sector menos interesado en la política electoral y que tiene más desconfianza en los políticos: “Muchos de ellos sacan su credencial electoral, no con el fin de ir a votar, sino con el de poder entrar a los antros, poder cambiar cheques o realizar otros trámites administrativos. De hecho, el grupo que más abstención tiene, según las propias estadísticas del IFE, es el de los jóvenes”.

Abstencionismo juvenil
El estudio muestral de la participación ciudadana en las elecciones federales de 2009, realizado por el Instituto Federal Electoral, revela que los niveles más bajos de participación corresponden a las edades comprendidas entre los 20 y los 24 años.
En el proceso electoral de 2009, los electores incluidos en este sector que ejercieron su voto fueron solamente el 35.4 por ciento, por debajo del promedio nacional de asistencia a las urnas, que fue de 44.1 por ciento.
El informe señala: “No debe perderse de vista que en los grupos de 19 años hasta 35-39, la participación es menor al promedio nacional y justo en estos sectores se concentra alrededor del 57 por ciento de los ciudadanos registrados en la lista nominal”.
El abstencionismo, opina Valdez Zepeda, es un fenómeno multifactorial, que tiene varias causas: “una puede ser el desgano, la apatía y el desinterés de los muchachos, otro indudablemente el enfado y el hartazgo con la política. Incluso hay gente que como parte de su cultura como ciudadano no se involucra en los procesos: si el día de las elecciones llueve, o hay un partido de futbol, o hay algún evento familiar, para ellos es más importante que ir a cumplir con su deber cívico”.
Especifica que este no es un fenómeno exclusivo de México: “Hay en general un movimiento ciudadano alternativo que cuestiona al actual sistema de partidos. Si tú analizas a escala mundial, hay una crisis de los partidos políticos y de este sistema de representación. Por eso han nacido movimientos alternativos de candidaturas ciudadanas o elecciones basadas en métodos tradicionales. Creo que esto forma parte de la propia crisis de credibilidad y de imagen de los partidos políticos, y sobre todo, de la falta de resultados del sistema democrático, en el sentido de resolver problemas económicos, sociales y políticos en general”.
De este desenfado y del abstencionismo, hay actores que podrían beneficiarse: “Básicamente lo que tienen los partidos es un voto duro, el que siempre es fiel y leal y que sale a votar independientemente del candidato o de las circunstancias; en este caso el partido que tiene más voto duro, y que logre mejor movilizarlo, es el que se beneficiará con un mayor abstencionismo o algún movimiento de voto anulado intencionalmente”.
En este sentido se torna fundamental saber movilizar a los que, como los jóvenes, han empezado a desinteresarse de la política, explica José Alfredo Plasencia. “Las dos propuestas que veo (a las que tendrían que apostarle los partidos), son educación y fuentes de trabajo, y aunado a ello viene la cuestión de la seguridad, en todos sus aspectos”.
Agrega que “hay mucha inconformidad derivada de los acontecimientos nacionales, en materia de inseguridad y de economía, pero sobre todo de educación. En nuestro estado se han rechazado más de 86 mil estudiantes, porque la cobertura no alcanza, porque los presupuestos a la educación son muy bajos. Entonces los jóvenes no tienen que dejarse llevar por el carisma de un candidato, sino por lo que propone, y sobre todo en cuestiones que les conciernen”.

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