Un viaje por la cultura

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Los sitios ligados a la cultura siempre han sido una motivación importante para viajar. A este tipo de viajes se le ha dado el nombre de turismo cultural.

Se trata de un cambio de paradigma en la actividad turística, puesto que la motivación esencial del visitante ya no es tan solo el ocio, sino que desea en su tiempo libre aprender, descubrir y experimentar cosas nuevas para él en el destino turístico.

De esta forma surge una nueva manera de consumir atracciones y productos culturales, ya sean tangibles o intangibles, asociada con características intelectuales, espirituales y emocionales, como las artes y la arquitectura, el patrimonio histórico y cultural, el patrimonio culinario, la literatura, la música, las industrias creativas y las culturas vivas, con sus estilos de vida, sistemas de valores, creencias y tradiciones.

A partir de la década de los ochenta, los sitios considerados patrimonio de la humanidad han tenido un importante incremento de visitantes en el ámbito mundial. A finales del siglo pasado y en lo que va del actual, la tendencia hacia la espiritualidad se ha incrementado, poniéndose de moda el yoga, el mindfulness y actividades de corte religioso, como las jornadas mundiales de la juventud, que han puesto en el mapa turístico sitios como la India.

Cada vez más las ciudades apuestan a su patrimonio cultural, su historia, como es el caso de Francia y España o las industrias creativas con que cuentan, como Los Ángeles con su famoso Hollywood o Londres con su producción cultural.

Incluso se ha aprovechado el reconocimiento internacional para atraer turistas que prolonguen su estadía mediante experiencias educativas, como aprender flamenco en Andalucía, cocina en Francia, meditación en la India…

Esta idea de conocer lo real ha propiciado el surgimiento de marcas de origen de alimentos y vinos, lo que ha generado rutas turísticas asociadas a la producción de queso, de vino, de aceite de oliva.

La espiritualidad también ha sido un motivador de estas rutas, como el Camino de Santiago (España), Shingon Buddhism (Japón), Croagh Patrick (Irlanda del Norte), el camino de Abraham o Masar Ibrahim (Oriente Medio).

México, que está fuertemente posicionado en el ámbito mundial como un sitio de sol y playa, ante este cambio en la tendencia de los turistas, desarrolló nuevos productos para mantener su competitividad en el mercado internacional, entre los que se encuentran sitios arqueológicos, ciudades patrimonio de la humanidad y creó la marca Pueblos Mágicos para aquellas poblaciones que aún conservan características particulares que las hacen únicas en el país y por lo tanto de interés para el turista.

El patrimonio cultural del estado de Jalisco ha servido como emblema en muchas campañas turísticas de México ante el mundo, lo que le ha permitido obtener la marca Patrimonio de la Humanidad para el Hospicio Cabañas en Guadalajara (1997), el Paisaje agavero y antiguas instalaciones de Tequila (2006), el Camino Real de Tierra Adentro (2010), el Mariachi, música de cuerdas, canto y trompeta (2011), la Charrería, tradición ecuestre en México (2016) y recientemente la Romería, ciclo ritual de “la Llevada” de la Virgen de Zapopan (2018).

Sin embargo, el patrimonio cultural jalisciense es rico y vasto, por lo que resulta necesario preservarlo, difundirlo y conocerlo.

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