Un sorbo de la colonia

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Viajar en el tiempo es una posibilidad que ofrece la literatura. Sumergirse en las páginas de La taza de chocolate, de Héctor Palacios es trasladarse sin mucho esfuerzo al siglo XVII. La mayoría de los relatos se desarrollan en la Nueva Galicia, porción territorial que a partir de 1560 tuvo como capital a Guadalajara. El escritor ofrece la oportunidad de conocer la manera de pensar, los valores y la vida cotidiana de la época. Todos los personajes fueron seres de carne y hueso que protagonizaron sus propios dramas y tragedias.
Héctor Palacios hace a un lado el rigor del historiador para ofrecer a sus lectores diez relatos en forma de cuento. La idea de escribir La taza de chocolate surgió cuando revisaba para una investigación documentos contenidos en el Archivo Histórico del Arzobispado, el de la Real Audiencia de Guadalajara, el del Sagrario Metropolitano y el de la Biblioteca Pública Juan José Arreola. Fue en 2008, cuando Héctor Palacios decidió, en base a los datos arrojados por los documentos, armar algunos cuentos. Tardó doce meses en reunir el material que le serviría para su nuevo proyecto. Los años mencionados en las breves historias, así como los nombres, lugares y hechos fueron verídicos. El trabajo de Héctor Palacios fue mucho más allá que paleografiar y traducir las historias al lenguaje moderno.
Las dudas y preguntas que los documentos en él despertaban y sus conocimientos sobre el periodo Colonial lo llevaron a imaginar los detalles de las historias, los antecedentes y a veces los desenlaces.
Los finales y conclusiones plasmados en los expedientes son muy simples, demasiado fríos o más crueles. A veces estaban centrados en personajes que no le interesaban a Palacios en su fase de cuentista, por lo que el escritor hizo uso de sus fueros literarios para retomar, cuando así convenía, a los personajes secundarios y dar un giro más llamativo a la historia.
“En el cuento ‘Lucía, esclava’, me basé en un expediente legal centrado en su amo Don Diego de Gamón, persona ‘principal’ para la época. Él tenía dinero e influencias. Lucía se me hizo un personaje interesante por ser la gran olvidada, la maltratada, la víctima. Entonces intenté rescatar el relato de esa mujer vapuleada y azotada que vive una historia de amor y que sufre porque quiere casarse con un esclavo que no pertenece a su amo. En el cuento, ella contrae matrimonio con el hombre que quiere, pero es vendida y traslada para trabajar a una zona minera”, explica el autor.
La taza de chocolate es editado por Editorial Arlequín y la Universidad de Guadalajara, a través de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco Juan José Arreola.

Semejanzas y diferencias
Si en el siglo XVII hubiera existido el periodismo, tal como lo conocemos hoy en día, las historias que retoma Héctor Palacios hubieran sido la nota roja de la época, a veces mucho más inocente, otras, dignas de salir en Alarma!.
Aunque hay semejanzas en la violencia de algunos hechos de sangre del siglo XVII y los actuales, hay profundas diferencias en cuanto a la capacidad de asombro entre las personas. “Ocaso en trifulca”, relata el caso de Juan Venegas, quien borracho atacó a un zapatero. “Fue tomado de un grueso expediente que contiene la declaración de cada uno de los que estuvieron involucrados. Eso indica que el hecho llamó mucho la atención en Guadalajara y fue objeto de comentario por lo menos un mes. En cambio si hoy alguien se entera de que amaneció una persona descabezada o encobijada a las orillas de esta ciudad, no causa mayor sorpresa, al rato a la gente se le olvida y ya no le importa”.
Las similitudes entre el neogallego y el tapatío de hoy en día, va más allá de algunos hechos violentos. Uno y otro tienen como nota distintiva el fervor religioso y también hay algunos personajes que nos recuerdan a los de hoy. En La taza de chocolate el lector puede encontrar al Juan Sandoval íñiguez de la época reflejado en algunos personajes del clero. También los prejuicios que todavía hay en algunos sectores sociales en torno al amor libre o las creencias que prevalecen sobre la efectividad de los conjuros y hechizos de amor. En uno de los cuentos, los conjuros y ritos que María del Castillo practica para enamorar a Miguel Márquez, ocasionan fuerte impresión en Felipa al grado de quitarle el sueño. Ella decide acusar a su patrona con Doña Josefa, esposa de Don Miguel.
Los cuentos de Héctor Palacios muestran a través de la literatura que el pasado no es tan ajeno para los seres humanos del presente y qué mejor para darse cuenta de lo que nos une con los hombres y mujeres de ayer que un buen sorbo de chocolate.

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