Hilarante, indignante y hasta patético pero fundamentalmente controversial, el documental De panzazo, realizado por el periodista Carlos Loret de Mola y el director Juan Carlos Rulfo, ha recibido los más diversos calificativos de parte del público y de especialistas, quienes igualmente han quedado sorprendidos del nuevo formato para denunciar uno de los problemas más severos del país: la educación.
El documental De panzazo invita a la reflexión en todos los sentidos, no sólo a los que nos dedicamos a la investigación educativa o a la docencia, más bien el pensamiento iría en torno al sistema educativo en sí y alrededor de todos los subsistemas, que evidentemente acarrean otros factores como los económicos, políticos, sociales y culturales que engarzan entre sí para conformar este panorama tan negro del sistema educativo mexicano, sobre todo en educación básica, afirma el sociólogo Óscar Araiza Medina.
“El documental cita cifras muy interesantes, entre las cuales destacaría algunas que me parecen importantes por lo que reflejan; por ejemplo, que 14 millones de alumnos de secundaria no comprenden lo que leen, esto es alarmante y se desprende de una razón fundamental: tienen muchas más horas de videojuegos, de televisión, o de internet, lo que marca una diferencia con los sistemas de la Unión Europea, donde la presencia de esos medios no tienen tanta influencia”.
Se habla también de que 8 de cada 10 alumnos de educación básica no saben multiplicar, incluso eso lo vemos hasta con jóvenes de nivel medio superior y universidad, y se marca en el documental que el 70 por ciento de los docentes no aprueba el examen de habilidades. Sin duda todos estos apuntes afirmados por estadísticas de la OCDE y las anécdotas del filme son realidades que nos reflejan un círculo vicioso, porque si los educadores muestran deficiencias, pues evidentemente los alumnos no van a avanzar, afirma el académico.
“Me remito a una tesis que siempre he sostenido como académico: tenemos que educar al educador primero para poder cambiar el sistema educativo completamente”, dice Araiza Medina, quien añade que hay otros elementos como la deserción, lo que representa una presión fuerte para el sistema educativo, pues se trata del 18 por ciento de fuga de alumnos en educación básica y una eficiencia terminal total del sistema de hasta el 46 por ciento.
El documental cuestiona a autoridades e instituciones gremiales como el SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de las Educación) y como fenómeno sociológico es un evento muy interesante, en especial porque no sólo propicia la reflexión sino que también abre una ventana para que los espectadores o que en este caso los ciudadanos denuncien más anomalías, afirma.
Falso documental
En primer lugar habría que definir el género exacto de la cinta, las acotaciones del problema presentado y añadir que otra forma de analizarlo es el contexto en que se presenta la exhibición del asunto principal, asegura el crítico de cine y psicólogo universitario (servicios estudiantiles) Alfredo Ulises Samayoa Cortés.
El especialista empieza por concluir que el filme es “un falso documental” pues hay elementos preparados, actuados, “que no son verdaderamente como el género se maneja siempre, mientras que por otra parte, habría que considerar que muchos contenidos pueden ser ciertos pero la forma en que se presentan es digna de estudiarse”.
Para el analista, los autores hablan mucho de escolarización en el documental, y no hablan de contenidos de filosofía, de valores, de pedagogía, la exposición se deduce solamente a las herramientas técnicas, de lenguaje, de matemáticas y además desde una perspectiva de que las habilidades plantearían una vida mejor, es decir, más dinero.
Y es que en todas estas consideraciones de fondo deben encontrarse tres muy importantes, sugiere: “Como la forma en que es apoyada esta película, pues debemos recordar que está financiada por Carlos Slim, distribuida por Cinépolis y apoyada por Televisa”, este último apunte es muy importante pues nos desemboca al contexto y el contexto de esta época es electoral, finaliza.
