Un negocio no muy blanco

904

Los Adobes es un barrio de promesas incumplidas, como hay muchos en México. Surgido en las afueras de Tepatitlán de Morelos, sobre lo que fue un pantano —antes de la escultura de un huevo plateado, coronado con un ala de pollo que da la bienvenida a esta ciudad de Los Altos de Jalisco— ahora lo forman en su mayoría casas de ladrillo sin pintar que bordean un arroyo convertido en canal de aguas negras. Aquí no hay gí¼eros ni “gí¼evos”. Solo un olor pestilente que no deja respirar y provoca enfermedades respiratorias.
“Huele peor que a caño”, dice Ana María Rizo, hablando y moviéndose con la lentitud propia de la desesperanza. Efectivamente, huele más bien a estiércol mezclado con químicos. Esta señora cuarentona habita con su familia una de las 400 casas ubicadas en la calle adyacente al fétido riachuelo. “En temporada de calor no se puede respirar y se llena de moscas, mosquitos y zancudos”.
Sus tres niñas se enferman constantemente de gripe y dos de ellas desde chicas padecen alergias: “Las llevé con el médico y él me dijo: ‘Se tienen que acostumbrar al cochinero de aire que respiran’”.
A pesar de los varios señalamientos que los vecinos hicieron a las autoridades, éstas nunca tomaron cartas en el asunto, diciendo que el olor es por la planta de tratamiento que se ubica del otro lado del arroyo, en el que descarga los desechos que vienen del cercano corredor industrial, formado casi enteramente por empresas que trabajan en el sector avícola. No es casualidad que el aire huela a estiércol.
Incluso Ana María y las señoras reunidas en su pequeña tienda, dicen que en las noches llegan cisternas que descargan material directamente al arroyo, aun si por falta de luz no han podido ubicar su procedencia, ni en las fotos que algunos colonos han tomado a los vehículos.
Y el olor persiste, se agudiza con el calor, insoportable, como la indiferencia de las autoridades: “No sirve ni cerrar las ventanas y las puertas, porque el apeste sube por las cañerías y sale por las coladeras. En su casa seguido huele a gasolina y a químicos”, dice Ana María, señalando a una muchacha recién llegada, la cual asiente tímidamente. “Dicen incluso que hace poco se acaba de morir un anciano, por el olor”, espeta otra señora, rodeada de pequeños niños.

Gripe aviar y gripe humana
El brote de gripe aviar del tipo H7N3 que se dio en Tepatitlán, según el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) provocó hasta ahora el sacrificio de dos millones y medio de aves, aun si veterinarios de la zona consideran que la cifra real de animales muertos es por lo menos de ocho millones y medio, de los 90 millones que extraoficialmente se estima que hay en las granjas de la zona.
Sin embargo la pandemia es la punta del iceberg de otra serie de problemáticas relacionadas con la avicultura en la zona, y que tienen que ver con una falta de implementación de medidas sanitarias y de cuidado del medio ambiente.
El aire hediondo del barrio Los Adobes y las enfermedades de la gente que ahí vive, son una muestra de ello. Según datos de la Secretaría de Salud que se reportan también en varios planes municipales del municipio, como por ejemplo el de 2006- 2008, la primera causa de enfermedad en la zona son las infecciones respiratorias agudas, y la segunda la angina estreptocócica, que juntas suman más del 55 por ciento de las patologías atendidas. Esta segunda enfermedad, es ocasionada principalmente por el uso de pesticidas que se propagan en las heces de los animales.
De hecho en el mismo documento se reconoce que el principal problema de contaminación atmosférica y de las aguas, son los desechos de las granjas y la acumulación de heces al aire libre, que inició justamente hace 30 años con la actividad avícola. Asimismo especifica que esto genera una grave afectación a la salud, ya que las enfermedades respiratorias se dan indistintamente a lo largo de todo el año, y no en periodos específicos como en otras zonas del país.
Norberto Servín, periodista independiente de Tepatitlán (que no logra conservar un empleo en los medios locales porque le gusta decir las cosas como son), señala en este sentido el descuido en el manejo de las excretas que caracteriza a los avicultores. “Muy pocas granjas tienen un sistema mecanizado para eliminarlas; casi todos las sacan a la manera tradicional, con palas, y las amontonan al aire libre, lo que constituye un foco de infección y de contaminación”.
Un veterinario de la zona, que no reveló su nombre por miedo a perder el empleo, dice que la contaminación del aire en Tepa se debe en parte a la falta de tratamiento de las heces de gallinas y cerdos.
“El ayuntamiento en esto es cómplice. Tendría que contribuir a la regulación del tratamiento de las excretas, pero nunca lo hizo, a pesar que se comprometió a resolver el problema varias veces”, agrega Servín.

Responsabilidades ocultas
La SENASICA dijo que el brote de gripe se debió probablemente a un ave migratoria que trajo el virus a la zona. Sin embargo, como explica el veterinario, la gripe siempre existe, pero se mantiene bajo control.
La propagación, según el médico, se debió en buena parte a un relajamiento en las medidas sanitarias y en la aplicación de las vacunas, aunado a la baja en las defensas de los animales. “Cada 72 horas hay que verificar el estado de salud de las aves, y esto probablemente no se hizo”.
Otro factor que favoreció el contagio, explica Norberto Servín, es el debilitamiento de los animales por la mala alimentación: “Por el control del precio del huevo en el mercado, hay periodos en que baja el consumo, la demanda y obviamente el precio también, y esto pasa cuando empieza el calor”. Agrega que “esto hace que los avicultores bajen la producción, pero para que no les impacte tanto económicamente, bajan también la calidad de los alimentos para las aves. Así, en lugar de darles la fórmula que lleva harina de pescado, soya y vitaminas, las mantienen con una dieta de casi puro sorgo”.
“Lo de la gripe aviar es muy lamentable, pero la verdad es que nadie se preocupó en prepararse para prevenir y enfrentar una situación de esta naturaleza”.

Beneficio para pocos
El centro de Tepatitlán luce como una plaza comercial, llena de tiendas y negocios, donde circulan gente bien vestida y coches del año. En el mercado, abarrotado de compradores, preguntamos cuánto cuesta un kilo de blanquillos: “Sale a 27 pesos”, dice la muchacha rubia que nos atiende. “Hasta hace 10 días valía 16”. A pesar de estar en la zona de mayor producción del país, aquí el huevo cuesta lo mismo que en Guadalajara o en el DF, y al igual que en el resto del estado, sufrió un fuerte aumento a causa de la gripe. “Es una paradoja, edá”, afirma la comerciante.
“De alguna forma es cierto lo que dice la gente de que en Tepatitlán hay mucho dinero, pero está en pocas manos”, explica Servín. Añade que con la avicultura se han obtenido muchas ganancias, pero para los aproximadamente 15 productores principales, “y esto no se ha reflejado en un impacto favorable para la comunidad”.
“De hecho, los salarios más bajos en Tepatitlán están en el sector avícola”, dice. “A una familia que llega a una granja, el patrón le ‘presta’ la casa, pero en realidad se la deduce del salario. Y toda la familia se involucra en el trabajo, pero nomás recibe un solo sueldo, que es de alrededor de 700 pesos por semana”.
Dice que el de los avicultores siempre ha sido un gremio cerrado: “En la página de la asociación de avicultores te dan algunos datos, pero no actualizados, y son poco creíbles. Si hace 10 años tenían 15 millones de aves, y me encuentro que en el último Plan de Desarrollo de Tepatitlán dicen que sigue existiendo la misma cantidad, y veo cómo sigue creciendo el desarrollo de granjas y de rastros para aves, esto significa que no están dando a conocer las cifras reales”. ¿Por qué? “Creo que se debe a motivos económicos y a una ausencia de voluntad para invertir en favor de la comunidad”.
Así las cosas, hasta el monumento al huevo en la entrada de la ciudad parece una paradoja: “Lo erigió Cecilia González Gómez, anterior alcaldesa de Tepa y ahora diputada federal, que proviene de una familia de avicultores y cuyo eslogan de campaña para la alcaldía fue ‘Esta pollita sí tiene huevos’”, concluye el periodista.
“Un reconocimiento así es bueno que se lo des a alguien que ha destacado, pero falta mucho por hacer; falta el compromiso más importante con la sociedad, porque el hecho de que no haya tratamiento de las excretas y de las aguas residuales, de que no se haya desarrollado una industria alternativa para la generación de empleos y el respeto del entorno ambiental, es algo que hay que señalar. Y la gripe es consecuencia de todo esto”.

Pérdidas millonarias y autoridades lentas
Mariana González
Aún cuando los productores de la región de los Altos de Jalisco pagaron para obtener un lote de vacunas de origen paquistaní, el presidente de la Asociación de Avicultores de Tepatitlán, Ricardo Estrada de la Torre, considera demasiado tiempo esperar un mes a que laboratorios particulares produzcan el reactivo.
Los avicultores continúan a la espera de que el gobierno de Pakistán autorice el envío de un millón de dosis que fueron liquidadas por anticipado por los productores y la empresa Premezclados y Vitaminas, falta que la Sagarpa pague otro millón de biológicos italianos que prometió, a fin de comenzar la vacunación y erradicar lo más pronto posible el virus, aseguró Estrada de la Torre.
Entrevistado por separado, el vicepresidente de la Comisión Internacional de Huevo, César de Anda, dijo que será dentro de un mes cuando laboratorios particulares produzcan 80 millones de vacunas mexicanas.
Para Estrada de la Torre tal plazo es mucho tiempo, dada la emergencia sanitaria y el riesgo de contagio del virus, que es considerado por la FAO como “altamente infeccioso”.
El productor alteño no descartó que este problema esté siendo aprovechado para beneficiar intereses de empresas comercializadoras de huevo y carne, pues además del encarecimiento de dichos alimentos, el gobierno federal pretende importar 211 mil toneladas de huevo, pese a que “no hay desabasto del producto para el consumo interno”.
Las pérdidas económicas en el sector avícola de Jalisco, por el sacrificio de unos dos millones y medio de aves a causa de la gripe aviar, ascienden al menos a 75 millones de pesos, informó el presidente de la Asociación de Avicultores de Tepatitlán.
Se estima que los productores pierden aproximadamente 30 pesos por ave, a lo que hay que sumar los daños económicos para las industrias de empaquetado, alimentación y transporte, entre otras que dependen de este sector.
El Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) informó que otros 3 millones 400 mil aves son portadoras de la cepa H7N3 del virus, entre una parvada de 16.5 millones de aves que había sido revisada en la zona de incidencia de la epidemia hasta el cierre de esta edición.
Según el último reporte de la dependencia federal, a la fecha 31 granjas avícolas han sido confirmadas con la presencia de la gripe, sobre todo en los municipios de Tepatitlán y Acatic. 34 más resultaron negativas y las restantes están en proceso de diagnóstico en los laboratorios.
Estrada de la Torre afirmó que de continuar la muerte de gallinas y pollos, como se prevé con las que ya están infectadas, las pérdidas incrementarán. El escenario podría empeorar si las autoridades no detienen el contagio, pues “no sabemos hasta dónde aguanten los animales”.
El vicepresidente de la Comisión Internacional de Huevo adelantó que seguirán sacrificando más aves portadoras de la enfermedad, pues esta es una estrategia que se debe seguir, de acuerdo a los protocolos sanitarios internacionales para contener el avance de la enfermedad, por lo que es de esperar más “pérdidas económicas”.
Tan sólo el sacrificio de los dos millones y medio de aves ha dejado hasta ahora pérdidas económicas estimadas en unos 50 millones de dólares en varios sectores.
Destacó que ante el alto riesgo de contagio que significa esta variación del virus, el avance de la epidemia ha sido lento, pues pudo haber matado hasta 25 millones de aves en las primeras dos semanas, lo que habría fulminado a la industria.
El funcionario, quien forma parte del grupo de dependencias nacionales e internacionales que dan seguimiento al brote de fiebre aviar en el país desde el pasado 18 de junio, aceptó que las autoridades se han tardado “un poco” en implementar las estrategias de erradicación.
“Probablemente nos tardamos un poco en identificar cuál era el problema real. Hubo que desafiar el virus, hacerle pruebas. La autoridad quiere cerciorarse que realmente sea ese el virus para producir las vacunas que ya son elaboradas a marchas forzadas en los laboratorios”.
Jalisco produce el 55 por ciento de la producción de huevo en México, que genera cada año cerca de 2.4 millones de toneladas de huevo, 1.2 millones toneladas de carne de engorda y exporta cerca de 2.5 millones de cajas de huevo a Estados Unidos, Japón y a algunos países africanos y asiáticos.

Artículo anteriorJuan Cirerol
Artículo siguienteResultados finales del Programa de Estímulos al Desempeño Docente 2012-2013