Un Gógol muy «a la mexicana»

Académico de CUTonalá tradujo y publicó cuentos del periodo ucraniano del autor, buscando acercar su lenguaje popular y lleno de juegos de palabra al lector de México

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Los conocimientos del idioma ruso y de literatura le permitieron a Alfredo Hermosillo López hacer una traducción de trece cuentos del escritor Nikolái Gógol, que el académico de la UdeG publicó con el título de El carrito y otros cuentos ucranianos, bajo el sello de PuertAbierta Editores, con sede en Colima.

El académico del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá) vivió ocho años en Rusia, primero estudiando la maestría en Historia de la Filosofía, durante tres años, en Moscú; y otros cinco trabajando como profesor de español. El dominio del idioma ruso le han permitido traducir seis libros al español; tres de ellos, de Gógol.

“Mi historia con Gógol es curiosa. Yo había leído su cuento La nariz, además de Almas muertas, y no era de los autores rusos que más me gustaban. Me enamoré de la obra de este escritor a partir de un curso con el ensayista Sergio Pitol (1933-2018), en la Universidad de Colima. Él habló sobre Gógol, y me dio una nueva perspectiva sobre su obra, entonces lo volví a leer y cada vez me gustó más, y durante mi estancia en Rusia, Gógol ya era uno de mis favoritos”.

Hermosillo se dio cuenta que Gógol es un escritor difícil de traducir porque el estilo es lo fundamental, más que sus ideas o trama, pero no lo desanimó en su empeño de trasladar al español Almas muertas y Los cuentos de San Petersburgo.

La traducción de los textos contenidos en Cuentos ucranianos y El carrito, el tercer libro que traduce de Gógol, satisface las expectativas de los más exigentes lectores, y puede ser leída por personas de diferentes edades, incluyendo niños.

“Hay traducciones de los textos de Las veladas en un caserío cercano de Dinkanka (1831- 1832) y Mírgorod (1835), pero casi todas en español de la península ibérica. Yo hice un intento de reescritura de Gógol, en un español más cercano al lector mexicano, en Cuentos ucranianos”.

Nikolái Gógol (Ucrania, 1809 – Moscú, 1852), es considerado el primer gran prosista en lengua rusa y el escritor que sentó las bases para el surgimiento del Siglo de Oro ruso. Foto: Internet

Traducir con calidad literaria fue para Hermosillo todo un reto: “Gógol es un escritor que recurre a los juegos de palabras, hay muchos retruécanos, frases muy largas, repeticiones, y Gógol convierte el lenguaje llano y coloquial en arte. Entonces podría ser un error, al trasladarlo al español, recurrir al lenguaje serio y pomposo, pero tampoco hay que exagerarlo hacia lo demasiado vulgar”.

Cuentos ucranianos y El carrito, cuya fecha de presentación en Guadalajara todavía no está definida, incluye la traducción de los cuentos completos del periodo ucraniano de Gógol. El libro no contiene Tarás Bulba, por tratarse de una novela, pero sí El carrito, que ha sido descartado de las ediciones mexicanas.

El carrito, afirma Hermosillo, ha sido olvidado por los lectores y la crítica. Fue publicado en abril de 1836, en El contemporáneo, una revista dirigida por el poeta, dramaturgo y novelista Aleksandr Pushkin (1799- 1837), y trata “de un cándido fanfarrón que queda descubier­to como un mentiroso por haber exagerado las bondades de su nuevo carruaje. Es el más breve de sus cuentos y el de menor reputación, y pese a que no pertenece al periodo ucraniano, sí tiene afinidad temática con otros cuentos”.

De acuerdo con el traductor y académico del CUTonalá, El carrito es un texto muy importante en la obra del escritor ruso, ya que en este cuento “expresó por primera vez el concepto de la futilidad llevada a su más alto grado, y que sería desarrollado de manera brillante en El inspector y en Almas muertas”.

Hermosillo divide la obra de Nikolái Gógol (Ucrania, 1809 – Moscú, 1852), considerado como el primer gran prosista en lengua rusa y el escritor que sentó las bases para el surgimiento del Siglo de Oro ruso, en tres grandes periodos: el ucraniano, formado por Las veladas de Dikanka (1831-1832) y Mír­gorod (1835); el periodo de El inspector (1836) y Almas muertas (1842), en el que Gógol satiriza la provincia rusa; y el de Cuentos de San Petersburgo, integrado por una serie de relatos que fueron publicados en diferentes momentos entre 1835 y 1842, y que tiene como escenario la capital del Imperio Ruso.

Los cuentos de Las veladas de Dikanka están inspirados en el arte popular de Ucrania, en su folclor, y en temas y ambientes del romanticismo alemán, explica Hermosillo.

El próximo proyecto de Hermosillo es traducir El inspector, que es la obra de teatro maestra de Gógol.

Alfredo Hermosillo es doctor en Literatura Comparada, en la Universidad del País Vasco y como académico desarrolla la línea de investigación “Análisis y recepción de literaturas extranjeras, y patrimonio cultual intangible (cultura literaria), es miembro, además del Sistema Nacional de Investigadores.

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